Estos últimos días la humanidad está asistiendo a una serie de hechos que definitivamente me llevan a pensar que nos estamos volviendo unos seres insensibles, que ya nada nos conmueve cuando de inmigración se trata, o que definitivamente el racismo forma parte del sistema y no hacemos nada o poco por erradicarlo.

En Estados Unidos, El Paso-Texas, un demente mata a 22 personas en una masacre que ha dejado 25 heridos y no tiene remilgos en anunciar que su objetivo era la comunidad hispana, porque teme que acabe invadiendo los EEUU. Ya hay quien relaciona esta masacre con la incitación al odio hacia los inmigrantes centroamericanos que hace el presidente Trump desde que llegó al gobierno, personas que solicitan asilo en la fronteriza ciudad de El Paso. ¿Alimentando el odio? ¿Supremacía blanca?

En escenario europeo, desde el jueves, el buque de la ONG Proactiva Open Arms está en aguas internacionales, luego de haber rescatado a 121 personas inmigrantes del Mediterráneo, 32 de los cuales son menores y que incluye dos bebés y mujeres embarazadas. Cinco noches a la deriva sin que ningún estado se haya hecho cargo. Muchos de ellos están heridos, necesitan asistencia médica, pero no llega y mientras tanto nada. ¿Racismo? ¿Odio al diferente?

Los días pasan y en el Mediterráneo sigue el barco a la deriva, Malta no los recibe, Italia amenaza con multarles si se acercan a sus costas, España se anima a recibirlos, específicamente la Comunitat valenciana, considerada tierra de acogida, que ya en 2018 recibió al Aquarius, con 629 migrantes. Se espera la autorización del gobierno de Sánchez. ¿Ya no interesa la foto? ¿La UE sigue pensando que los barcos de las ONG son taxis en el mar Mediterráneo para inmigrantes? ¿O ya tiene la certeza de que los barcos que rescatan a los inmigrantes son la salvación ante una tragedia?

Creo que lo mediático del hecho de recibir a quienes arriesgan su vida en el mar en busca de refugio desdibuja la realidad de lo que significa el rescate y el recibimiento en sí. Rescatar personas ante una tragedia es un acto de heroicidad y de humanidad y recibirlos significa solidaridad y esperanza. València es un puerto seguro, pero existen más, no podemos erigirnos como únicos responsables en Europa porque no se trata de ello. Se trata de asumir juntos, todos los Estados de la Unión Europea, las responsabilidades políticas en cuanto a inmigración y asilo, empezando por admitir que las políticas migratorias europeas han naufragado. Luego, favorecer la equiparación de derechos entre todas las personas que viven y se mueven por un territorio, promover respeto de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional y trabajar en la creación de un sistema público europeo de búsqueda y salvamento. Todo está en nuestro programa para una Europa con más democracia, justicia y futuro.

Pero mientras tanto, ahora, lo más importante es garantizar el trabajo de las ONG de rescate y salvamento en el Mediterráneo cesando la criminalización de su actividad y permitiendo que desembarquen en el primer puerto seguro que encuentren en su camino, porque se trata de vidas humanas en peligro, que valen más que una foto, y hemos de construir un mundo mejor.

*Diputada autonómica de Unides Podem en les Corts.