A veces tengo la triste sensación de que ya no queda espacio para la coherencia y para la política en mayúsculas.

Parece como si la anécdota se convirtiera en categoría y dominara todo el espectro de realidad. Pero la política es una convicción, un compromiso férreo de estar al servicio de los ciudadanos, de dar explicaciones y rendir cuentas ante los votantes.

Por eso no deja de sorprenderme de forma pasmosa la falta de coherencia y perfil político de algunos que, en lugar de priorizar la defensa de los intereses generales, buscan ser trending topic o provocar una fotografía.

Pedro Sánchez, el líder del PSOE, es un claro ejemplo de ello. Él mismo, en el comité federal de los socialistas del 28 de diciembre, estableció como innegociable la autodeterminación, el separatismo y las consultas. Esto se fijó como naturaleza de cualquier diálogo.

Sin embargo, por ser presidente, Sánchez está dispuesto a lo que sea: a traicionarse a sí mismo, sus principios y su compromiso con los suyos y pactar con diablo si hace falta. Para ello se ha enrocado en un malabarismo complejo, un simulacro sin precedentes en nuestra democracia.

Pero es momento de seriedad, de coherencia, de seguir creciendo, de apostar por el empleo y el bienestar, del respeto y la libertad. H

*Senadora del PP