Como el lector habrá adivinado, el título de la presente columnita es un préstamo del libro homónimo del filósofo Karl R. Popper (quien tiene rotulada una calle a su nombre en nuestra ciudad) en cuyas primeras páginas se lee: «La vida consiste en resolver problemas», no en crearlos, decimos nosotros, pues como afirma el autor en otro de sus libros, «todos los seres humanos van a la búsqueda de un mundo mejor». O, como ya había dicho Aristóteles , el hombre anda en pos de la felicidad.

La situación crítica del momento actual es, quizá, más oportuna que en otras épocas para afanarnos en esta búsqueda, pues las circunstancias acucian el ingenio para ese mínimo de felicidad entre el deseo y la esperanza, tal como dice el lema paulino, spes contra spem , esperanza contra esperanza; tal vez la única lógica posible que podemos adoptar ahora.

Sin embargo es curioso cómo en ciertos sectores de nuestra sociedad el hedonismo (la posesión del placer) ha irrumpido en aquella búsqueda por caminos peligrosos y desacertados. Numerosas concentraciones --transmisoras del conocido (o menos) virus-- propiciadoras del contagio, están contribuyendo a su propagación. ¿Falta de información, rebelión, ignorancia de la letalidad…?

Frente al placer inmediato y efímero del hedonista, ha de primar el objetivo a más largo plazo de la realidad. Esta es la responsabilidad de vivir y dejar vivir. H

*Escritor