Las centrales sindicales CCOO y UGT firmaron los convenios de años anteriores (2012-14, 2014-17) en un contexto muy distinto al actual. En ese momento, la crisis económica y la destrucción que se había producido en el empleo y en las empresas exigían una gran responsabilidad por parte de nuestros sindicatos. Por ello, los convenios anteriores incluían contenidos nada o poco positivos para los trabajadores, que conllevaron un gran desgaste y desafección de nuestros simpatizantes y afiliados.

A día de hoy, podemos decir sin temor a equivocarnos que aquellas reglas del juego con las que nos dotamos las organizaciones sindicales y empresariales (ASCER), han generado una reversión en la situación, relegando los gastos de personal a casi la mitad de los que poseían antes de la crisis y, en definitiva, aumentando la capacidad competitiva y productiva de las empresas de forma exponencial.

En estos momentos, en plena negociación de un nuevo convenio, iniciada a finales de enero del 2018 y después de unas cuantas reuniones de las comisiones negociadoras, el contexto económico es totalmente distinto al de los anteriores convenios, con un incremento considerable en la facturación de las empresas, motivada principalmente por el aumento de las exportaciones y la revitalización de un mercado nacional donde el sector de la construcción, gran motor del sector cerámico en otros tiempos, estancado desde la crisis, parece desperezarse e indica una continuidad de los buenos resultados en el futuro.

La realidad es que las reglas con las que se dotaron los anteriores convenios y el consecuente sacrificio de los trabajadores ayudaron a las empresas del sector a ser más productivas, a recuperarse de la crisis y a mejorar sus resultados económicos año tras año, desde el 2016.

Este contexto, positivo a todas luces para las empresas, parece no saciar a la clase empresarial, a tenor de cómo se está desarrollando la negociación, ya que en estos momentos se encuentra en un bloqueo que, en mi opinión, solo tiene un responsable irresponsable, nuestra patronal azulejera. Una patronal que, lejos de entender los necesarios equilibrios que deben producirse en momentos de bonanza económica, se comporta con la ambición de quien nunca tiene suficiente y no con la responsabilidad que requieren las circunstancias actuales.

Es el momento de que la patronal afronte con responsabilidad retos tales como la precarización del empleo, principalmente por unos turnos de trabajo que generan una nefasta conciliación de la vida familiar y social de los trabajadores y trabajadoras, la congelación o incluso reducción de los sueldos que se realizaron durante la crisis, el incremento de la siniestralidad laboral y el desempleo de los más jóvenes. Es el momento de que la patronal actúe con la misma responsabilidad con la que los sindicatos actuaron en los convenios anteriores.

Queremos una patronal responsable. La provincia de Castellón requiere de una patronal responsable. Las personas desempleadas necesitan una patronal responsable. Esperemos que lo sea antes de que sea demasiado tarde.

*Secretario Acción Sindical de la Federación de Construcción y Servicios en CCOO de les Comarques del Nord