Han sido el sueño de muchos durante estos meses de confinamiento. El sol, la arena y el mar conforman en el imaginario colectivo una combinación de libertad, diversión y descanso especialmente añorada en los días de reclusión. Y en la provincia de Castellón se puede disfrutar de las playas desde el pasado lunes, siendo muchos los que ya se han dado un baño y han tomado el sol, aunque las restricciones de aforo son obligadas.

Hasta que el virus no desaparezca de nuestras vidas es necesario introducir ciertos cambios en los hábitos cotidianos. La situación requiere importantes dosis de flexibilidad, cooperación e información. Inevitablemente, la desescalada ha originado cierta confusión, también en el acceso a las playas.

Si bien es cierto que la probabilidad de contagio es baja en los espacios de baño, tal como indica un reciente estudio elaborado por seis investigadores del CSIC, Informe sobre transmisión del SARS-CoV-2 en playas y piscinas, es evidente que las aglomeraciones que suelen producirse en los periodos estivales elevan el riesgo de infección. Durante una buena temporada, las restricciones serán necesarias.

Pero, a pesar de la excepcionalidad, la playa vuelve a formar parte de nuestra vida. Y las diferentes administraciones ya han tomando medidas para que la experiencia resulte lo más completa posible. Un verano con pleno disfrute de las playas es un alivio para una ciudadanía que ha sufrido meses de dolor y temor.