Recojo alguna idea de las que se oyen por ahí en torno al confinamiento vírico: cuándo se levantan, qué comen, cómo juegan, cómo pasan las horas… Parece todo un castigo (¿o lo es?). Otros, los menos, se dedican, además, a la meditación y recuerdan la infancia con los castigos infligidos a los niños llevándolos al eufemístico Rincón de pensar (Tiempo Fuera).

Desprendido de su negativo componente, creo que este es el momento de pensar, reflexionar en el enclaustramiento sobre cuestiones trascendentales de diversa índole.

DE ELLO HAY precedentes en la literatura que han tomado como referencia epidemias en la historia. Recordemos El Decamerón de Bocaccio, La peste de Camus o, más antiguamente, Tucídides con La guerra del Peloponeso o Sófocles con Edipo Rey. Los aislados de entonces pensaban en la fragilidad de la vida, en su brevedad, aunque también en liberarse. Porque el que no sabe estar solo desconoce lo que es la verdadera libertad.

En la presente pandemia a nivel mundial del covid-19 se ha puesto de manifiesto el egoísmo y la generosidad, la grandeza del ser humano, que reside en la capacidad de amar y no en su ambición personal.

Es tiempo ahora de explorar nuestra intimidad y buscar un sentido a la existencia, Dios o la nada. Las epidemias no son solo biológicas, sino también sociales y morales. Más Platón y menos Prozac, aconseja el filósofo Marinoff para meditar. ¡Al rincón de pensar, lector!

*Profesor