Mucho se ha hablado en estos últimos días sobre el presunto favoritismo del Gobierno central con Navarra, frente a las medidas que imponía en Madrid por la fuerte incidencia del coronavirus. Se quejaban los dirigentes del Partido Popular en la capital de España y sugerían que Pedro Sánchez no intervenía en la comunidad foral para no molestar a sus socios de Bildu. Una de las cosas más nefastas que nos deja la pandemia es el infantilismo político, la poca talla en muchos casos y el «y tú más».

Los populares madrileños saben perfectamente que Navarra no cumple los tres parámetros impuestos por Sanidad para endurecer las restricciones; al menos, de momento. Pero da igual. El caso es hacer ruido y sacar rédito extendiendo la sombra de la sospecha. Y casi todos entran al trapo. De hecho, me ha sorprendido para mal la respuesta de la presidenta de Navarra. María Chivite , en la comparecencia en la que anunció el pasado domingo nuevas medidas para frenar la expansión del virus, dijo: «A Navarra no ha tenido que venir nadie a imponer medidas, somos nosotros los que hemos tomado la decisión». Me parece bochornoso que, con la que tiene encima, se ponga a hacer este discurso de ñiñiñi . Entiendo que es muy goloso, que es Madrid la que lleva varios días presionando al ministro Illa con Navarra, pero nos iría mejor si todos pusieran de su parte para subir un poco el nivel.

Cierto es que, con los datos en la mano, Chivite no puede presumir de mucho más. Sí, el Gobierno central no ha intervenido Navarra, pero ¿no les dará vergüenza a nuestros representantes políticos librar esta batalla de patio de colegio por ver quién está peor en una situación como esta? ¿No les abochorna este cruce de críticas que deja al margen completamente el sufrimiento de los ciudadanos? Lo que queremos es que hagan lo posible por minimizar el impacto del virus, no que se miren de reojo sacando pecho de no se sabe qué entrando a cualquier trapo o deseando el mal para los de cualquier otro partido político. Estamos pasando por lo mismo en toda España. Más empatía, más humildad y menos politiqueo, que esto es una pandemia, no una final de la Champions. H

*Periodista