Supongo que Pedro Sánchez sabe que probablemente ha conseguido su última prórroga del estado de alarma. Los gestos de responsabilidad no partidista de Inés Arrimadas no van a repetirse cada quince días. Si Pablo Casado puede ganarle una votación desencadenará las consecuencias imprevisibles de cargarse el desconfinamiento gradual. Como máximo, el presidente puede esperar otro perdón de Íñigo Urkullu, que siempre evita decisiones que puedan acabar perjudicando a los vascos.

Sánchez ganó su votación pero ahora debe organizar de una puñetera vez la cogobernanza, que esto es España y no un Estado centralista como la mayoría de los demás. O toma en serio lo del modelo autonómico o se equivoca de país. Debe coordinar un poder descentralizado, ser garante de que se respete la ley y decidir cuando no haya consensos, no decidir él y luego para salvar las formas buscando que los demás le secunden. El espíritu de lo que echó a Rajoy y su recentralización era eso.

¿Conoce el síndrome de la gorra de plato? Se la pones a una persona normal y pierde racionalidad, adopta formas tajantes, sustituye por «yo» el «nosotros»... Eso vale para la gorra de un capitán y para la de un aparcacoches. Sánchez necesita quitarse la que se pone a ratos.

En lo del covid eso equivaldría a incorporar al grupo de mando a algún representante autonómico, a emitir órdenes esenciales para que las interpreten y apliquen los poderes descentralizados. Lo contrario es equivocarse de país. España es muy difícil, pero es lo que es, y Franco la asfixió pero no la cambió. Y la España que quiere que le manden con gorra de plato no es la que llevó a Sánchez a la Moncloa.

*Periodista