Así se encuentra la sanidad castellonense. En la Unidad de Cuidados Intensivos, sobreviviendo con respiración asistida y gracias al enorme esfuerzo de los facultativos. Médicos, enfermeros, ATS y celadores que, pese a las trabas, continúan al pie del cañón, cumpliendo de la mejor manera posible en su puesto de trabajo. Y no, no lo dice Ciudadanos, lo dicen los datos y los hechos.

Seguro que alguno de ustedes, conoce o es uno de los afectados que tienen que esperarse hasta 89 días para acudir al traumatólogo, 67 días para ir a rehabilitación, 70 para tener cita en el neurólogo o 79 para hacerse una revisión en el corazón. Por no hablar de los 178 días de (larga) espera para someterse a una operación quirúrgica, sea de la gravedad que sea.

O ¿por qué no?, pueden ser alguno de los vecinos del Alcalatén, Maestrazgo y Alto Mijares que se habrán topado con sus consultorios cerrados por la falta de enfermeros; o también formar parte de ese grupo de riesgo de la gripe que debe vacunarse como medida preventiva y no habrá podido hacerlo a tiempo por el desabastecimiento de inyecciones en sus ambulatorios.

Igualmente, pueden ser uno de esos enfermos renales que se ve obligado a recorrer centenares de kilómetros desde el norte de la provincia para someterse a la diálisis. O igual es alguno de los pacientes afectados por los recortes en la consulta preoperatoria del Hospital Provincial. Hospital que, discúlpenme, merece un capítulo aparte.

De hospital estrella a hospital estrellado por las luchas de poder y la mala gestión política. La última polémica ha sido el golpe de estado que la dirección, auspiciada por la Conselleria de Sanidad, ha dado con la aprobación unilateral de la Relación de Puestos de Trabajo del centro. Y se preguntarán ¿en qué nos afecta? Pues muy sencillo, nos afecta en la medida que esta nueva distribución laboral significa nada más y nada menos que nuevos recortes en el personal, o lo que es lo mismo, otro ataque a la sanidad pública de calidad que aseguran abanderar desde el Botànic.

Pero la realidad es que el resumen de los casi cinco años del Gobierno de las personas es: cuanto peor, mejor. La sanidad valenciana está patas arriba, los sanitarios en pie de guerra y los pacientes hartos de esperar y esperar.

El Consell que venía a rescatarnos a todos, únicamente se está rescatando a sí mismo enchufando y colocando a amiguetes para garantizar el equilibrio de poder dentro del tripartito. Como Sánchez y su coalición del retroceso que nos está costando a los españoles más que nunca en la historia de la democracia.

Puig y compañía ya ni se acuerdan de las pancartas, las mareas blancas y las camisetas. Ahora, dan la espalda a los facultativos cuando les piden mejoras y reformas. Ya saben, donde dije, digo, digo Diego; consejos vendo que para mí no tengo o, como dice, su admirado y expresidente de Uruguay, Pepe Mújica: «El poder no cambia a las personas. Solo revela lo que verdaderamente son».

*Portavoz de Ciudadanos en la Diputación y en el Ayuntamiento de Benicàssim