Para ir de listo y además parecerlo hace falta habilidad, astucia e inteligencia, tres virtudes de las que el Presidente del Gobierno ha demostrado carecer. La de Pedro Sánchez está siendo una exhibición de falsedad mayúscula, aunque eso no es lo peor. En la historia del famoso vuelo Madrid-Benicàssim para regalarse un concierto en zona VIP con cargo a los españoles, lo más triste es que se cree que quienes asistimos a esta escena del esperpento político somos tontos. El que no se cansaba de presentarse como el paladín de la ejemplaridad, ha decidido no solo callar sino tapar sus vergüenzas con papel oficial.

Secreto de Estado. La factura de los gastos de su capricho estival es un secreto de Estado. Igual es que la seguridad nacional depende de ello. De tan ridículo, parece un chiste, una noticia de chanza de El Mundo Today. Pero no es coña sino la cruda realidad que nos ofrece a diario un gobierno de chicha y nabo.

El tipo ejemplar, el de la sonrisa a lo Clark Gable, el que cogió una rabieta de órdago porque los suyos no lo querían, se fue y volvió como el Mesías; el que gobierna a pesar de que los votantes de su partido tampoco le quieren, es como el huevo Kinder. Ofrece una cubierta de chocolate que parece apetecible, pero está hueco por dentro para esconder una cápsula de plástico que promete un regalo, que no sirve para nada.

El hombre íntegro, se gastó solo 500.000 euros para renovar el mobiliario de la Moncloa, que no tenga que vivir sin los lujos que merece por la de cabezas que ha tenido que pisar para llegar donde está. Y después, unas buenas vacaciones en el Palacio de las Marismillas y sus 10.280 hectáreas para él solito, que se ha desgastado mucho estos meses de tanto gobernar de espaldas a la voluntad popular. Y lo de conformarse con un Peugeot 407... Eso es de proletarios. Para los socialistas como él, los de verdad, es más apropiado un Audi A8 valorado en medio millón de euros. En menos de 90 días, además, ha colocado a su mujer con un buen sueldo y ha multiplicado los cargos nombrados a dedo, para estar rodeado de amiguitos que le rían las gracias. No hay duda, el Sr. Sánchez quiere comerse el chocolate y además, quedarse el regalo.

*Concejal y presidente del PP de Nules