Después de que ERC doblara en votos y escaños a Junts per Catalunya (JxCat) el 28-A, las formaciones de Oriol Junqueras y Carles Puigdemont se disponen a librar el segundo asalto de la batalla por la hegemonía independentista. Este segundo asalto se dirime en dos frentes: en las elecciones municipales, y en las europeas, donde el enfrentamiento tiene incluso características personales, ya que Junqueras encabeza la lista Ahora Repúblicas, una coalición que incluye a ERC, y Puigdemont, la de Lliures per Europa (JxCat en solitario), después de que los tribunales (juzgados ordinarios, Supremo y Constitucional) validaran la candidatura que había anulado la Junta Electoral Central.

La hegemonía en el independentismo está en juego. Junqueras solo admite que la victoria el 28-A da a ERC una «responsabilidad añadida» y afirma que su partido es el que mejor puede representar los intereses de Catalunya. El líder republicano insiste en su idea estratégica de «construir mayorías cada vez más amplias» para lograr el «imprescindible» reconocimiento internacional y quita importancia al relator que exigían Puigdemont y Quim Torra para dialogar con el Gobierno, a que Pedro Sánchez vaya a la cárcel a hablar con él o a que el presidente del Senado sea un catalán. Lo único importante, según Junqueras, es el diálogo. Pero para el futuro de ese diálogo será determinante qué partido y qué estrategia --pragmatismo o confrontación-- se imponen en las urnas el próximo 26-M.