Sánchez e Iglesias llevan tres meses jugando con las sillas de los españoles. Con las sillas y el futuro. Nada de propuestas ni de programa. Solo egos, ministerios y cesiones a terroristas e independentistas.

Una pena y una vergüenza. Han tratado a España y a los españoles como un botín. Como un botín que se subasta al mejor postor sin importarles las consecuencias. El yo, yo y luego yo nos ha llevado a un callejón sin salida y Ciudadanos no les va a acompañar a la salida.

Y digo que no les importa las consecuencias para España, porque su egoísmo ha paralizado el país y también la Comunitat. Un bloqueo que deja congelada la reforma del sistema de financiación y, además, pone al descubierto al Botànic por su mala gestión. O es que ¿ser la segunda comunidad dónde más ha crecido el paro es también culpa de la financiación? No lo creo. Más bien es culpa de la incapacidad de un Consell más preocupado de sus sillones que de generar riqueza y oportunidades, y también, por supuesto, de su empeño por seguir engañando a los valencianos con la inclusión de 1.325 millones ficticios en los presupuestos.

Todo esto, unido al caos en sanidad y al sectarismo educativo, es la gestión del tripartito valenciano que algunos quieren extrapolar a nivel nacional, de momento, sin éxito. Pero, aunque aquí se hayan puesto de acuerdo para repartirse el pastel, en Madrid este parece que está siendo el principal escollo entre sanchistas y pablistas. Estoy segura de que si les pidiesen consejo al Botànic, otro gallo cantaría y ya tendríamos Gobierno, pues la experiencia es un grado.

*Diputada autonómica y portavoz provincial de Cs por Castellón