La hostelería convoca a diario una cacerolada a las 17.00 horas en las puertas de sus negocios, justo a la hora a la que les obligan a cerrar. De nuevo la hostelería debe asumir unas duras restricciones y el sector ha dicho basta.

La situación que atraviesan es tan dramática que muchos locales han anunciado el cierre de su actividad colgando el cartel de «Se traspasa».

Todos entendemos que se han de adoptar medidas por la actual situación sanitaria, pero no es justo que estas restricciones no vayan acompañadas de unas ayudas que permitan la viabilidad de estos negocios. No es viable que negocios a los que se les impide generar ingresos deban seguir cumpliendo íntegramente con sus impuestos, entre ellos un recibo del IBI un 10% más caro. No es aceptable que habiendo ahorrado el ayuntamiento una importante suma de dinero en suspensión de fiestas, actos, inversiones o suministros no se haya destinado nada a ayudas directas.

Por eso el PP hemos reiterado la necesidad de activar de una vez líneas de ayudas para los sectores más afectados por la pandemia. Es necesario un plan que ayude a garantizar la viabilidad de estos negocios y que les permita seguir abriendo su persiana una vez superada esta situación.

«No vamos a dar ayudas». Ese ha sido el mantra que repetían una y otra vez Socialistas y Podemos siempre que el PP hemos insistido en la necesidad de no dejar solos a su suerte a autónomos, comerciantes y hostelería.

El alcalde se ve obligado ahora a rectificar y recurre a una de nuestras propuestas: exenciones en el IBI, medida que propusimos el año pasado y que el gobierno municipal descartó. Les animamos a que sigan revisando nuestras propuestas, allí encontrarán buenas iniciativas.

Cuando cierra su negocio perdemos todos. La ciudad pierde vida, el ayuntamiento pierde ingresos, los vecinos pierden su trabajo y las familias pierden sustento económico. De todos depende que esto no suceda. H

*Portaveu del PP de Vila-real