El síndrome de la cabaña es otra de las consecuencias del confinamiento por el covid-19 que estamos padeciendo. Después de pasar más de 2 meses de reclusión en casa, de donde apenas se ha podido salir, se podría pensar que la oportunidad de alejarse de ella es lo más ansiado. Sin embargo, contrario a la expectativa general, hay personas que por angustia, miedo o ansiedad ante la posibilidad de contraer el coronavirus prefieran mantener el confinamiento.

En psicología, se conoce este miedo como el síndrome de la cabaña y, aunque se debe dejar claro que no es algo patológico, sí es un estado anímico, mental y emocional que debe abordarse con cuidado. La sobredosis de información recibida en este tiempo, donde se ha hecho especial hincapié en la conveniencia de quedarse en casa para evitar contagios, se ha convertido ahora en un arma de doble filo pues ha incrementado en mucha gente el temor a salir. Una de las causas está en que durante mucho tiempo se ha inculcado que el peligro está en la calle, lo que ha convertido la casa en una zona de máxima seguridad. Las personas más proclives a padecer este síndrome son las que han tenido alguien cercano que se ha contagiado y las que han pasado el confinamiento en soledad. En ambos casos, se ve la calle como algo hostil, concibiendo la casa como lugar seguro.

Con el objetivo de superar este síndrome y minimizar el riesgo conviene seguir a pie juntillas el protocolo marcado por las autoridades, en lo relativo a mascarilla, guantes, hidrogel y respeto por la distancia de seguridad, pues todo ello aumentará la sensación de control, mientras se realiza una salida a la calle de manera gradual y con cautela, marcando cada uno el tempus que crea oportuno y necesite, teniendo especial cuidado con el diálogo interno, evitando alimentar los miedos y las inseguridades.

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)