Querido/a lector/a, hoy toca hablar del Ingreso Mínimo Vital. Decisión, la del Gobierno, que me parece un acierto y celebro con alegría. Posiblemente porque es una necesidad que va a beneficiar a centenares de miles de familias que pasan apuros en su existencia. Y es que, si queremos seguir hablando de Estado social, no podemos olvidar que vivimos en un sistema o un modelo económico y social que, por desgracia, excluye a millones de personas de sus beneficios. Realidad que reclama reformas que avancen camino de la justicia social y, mientras tanto, una red de amparo que no olvide a nadie rezagado. Eso es, un poco, el Ingreso Mínimo Vital.

En todo caso, permitidme algunas reflexiones que, sin ser muy importantes, son adecuadas. Me refiero a que el Ingreso Mínimo Vital es imprescindible, no es algo nuevo, viene de lejos, con intención de quedarse y sirve para todos. Digo que es algo imprescindible en la medida que ayuda a combatir la pobreza, atiende a la necesidad de personas vulnerables y aporta cierta dignidad a sus vidas. Digo que no es algo nuevo porque ya existe en países de la UE e, incluso, en algunas de nuestras comunidades autónomas. Digo que es un hito que viene de lejos porque la realidad señala que, desde 1988, los sindicatos UGT y CCOO mantenían esa histórica reivindicación. Digo que viene para quedarse porque, o cambia el modelo económico y social (cosa que no parece que vaya a ser de inmediato), o todo indica que van a perdurar las personas y las familias vulnerables necesitadas de asistencia. Además, también digo que en la medida que puede ayudar a rebajar la tensión y facilitar más convivencia y paz social, sirve a todos. Así que bienvenido sea.

*Analista político