El miedo es una emoción que nos acompaña desde siempre, siendo también la que con mayor rapidez se activa si interpretamos una situación como amenazante, apareciendo debido a la incertidumbre que tenemos de no saber lo que va a pasar y anulando la capacidad de reaccionar o buscar soluciones. Este aislamiento está provocando una gran preocupación y malestar emocional en la población por el desasosiego que genera la situación que vivimos, eliminando de un día para otro una gran parte de nuestros refuerzos positivos cotidianos: desde disfrutar de un día soleado y pasear por la playa hasta almorzar con los amigos o reunirse con la familia. De pronto nos vemos recluidos en nuestras casas, rompiendo con la rutina, las obligaciones y los momentos de ocio, con una pérdida de libertad particular por el bien común.

Y esta solidaridad va a ser una de las claves para exterminar el virus. Es verdad que resulta imposible hablar de otro tema, pero esta situación se debe ver como una oportunidad, porque el aburrimiento estimula la creatividad. Con el tiempo libre del que disponemos, es aconsejable dotar de sentido a esta temporada de confinamiento. Conviene mantenerse activo continuando, en la medida de lo posible, las costumbres que antes se tenían: horario, deporte, contacto virtual con la familia y amigos… El humor, en muchas ocasiones, es el mecanismo de defensa ideal para las situaciones difíciles. Da color a la oscuridad, pone una sonrisa a lo difícil y se contagia mas rápido que el covid-19. Cuando uno aprende a reírse de sus problemas, estos dejan de atormentarnos porque la risa en los malos momentos ayuda a relativizar. Como dijo Neruda: «Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños».

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)