Encontrar el equilibrio entre la dinamización del sector turístico, la sostenibilidad y la compatibilidad con el desarrollo de la cotidianidad de los residentes es un reto constante. Es importante combinar medidas que beneficien tanto a residentes como a visitantes.

No es sencillo alojar en un espacio con una serie de servicios determinados a un incremento del 2000% de población, y satisfacerla del mismo modo. Ahí está la madre del cordero. Superar el gap entre residentes y visitantes es la gran batalla de los municipios turísticos que apenas reciben ayudas económicas.

Gestionar la multiplicación exponencial del parque automovilístico requiere de mejoras e inversiones en gestión, control del tráfico y movilidad de los espacios de aparcamiento que deben pasar de ser los de un pueblo a los de una ciudad. La zona de estacionamiento restringido nos permite regular esta ocupación y garantizar su rotación, algo que las ciudades más grandes tienen asimilado. En Peñíscola lo necesitamos únicamente ocho meses al año. Somos unos privilegiados. Los abonos que reducen costes por larga estancia, la existencia de parkings públicos gratuitos y la implementación de mejoras, garantizan la mejor oferta para visitantes que pasan de pagar, una media de 22 a 25 euros, a 8 euros máximo al día en nuestra Ciudad en el Mar. H

*Alcalde de Peñíscola