Hace una semana que finalizaron los Juegos Olímpicos de Río. Si a nivel mundial Usain Bolt y Michael Phelps han sido las grandes estrellas, a nivel doméstico sin duda Ruth Beitia ha sido la gran triunfadora. Se ha consagrado como la mejor atleta española de la historia, debido a las irregularidades del pasaporte biológico de Marta Domínguez, y la primera con un oro olímpico. Su medalla es el triunfo de la disciplina, la constancia, y la voluntad. A sus 37 años, lleva mas de 25 años persiguiendo la gloria en una Olimpíada. Y el pasado 20 de agosto, después de una dilatada carrera donde ha subido al podio en 13 ocasiones entre Mundiales y Europeos, llegó su ansiada medalla. Hace 4 años, en Londres 2012, consiguió la medalla de chocolate (metáfora que los deportistas utilizan para los que quedan cuartos), anunciando a su vez su retirada de la alta competición, porque a los 33 años que tenía entonces, entraba en una fase de su vida donde no podía compaginar trabajo y el ritmo de un entrenamiento de élite. Durante meses se dedicó a patinar, pero debido a las sempiternas lluvias de su Cantabria natal tuvo que dejar los patines y volver a entrenarse bajo techo. Después de unos suaves entrenamientos observó que no había perdido ni fuerza, ni velocidad: todo seguía igual. Vuelve a competir obteniendo excelentes resultados en diferentes Mundiales y Europeos. Y es que Ruth disfruta de la combinación perfecta para triunfar en cualquier deporte: calidad y tesón. Y este es el claro ejemplo de que la fuerza de voluntad es ilimitada, en contra de lo que siempre se ha creído.

Durante décadas, la ciencia sostenía que la voluntad se desgasta con el uso, pero no es así. Cuando consiguió el oro, con su salto de 1,97 puso el siguiente tuit y se fue a dormir: “A veces, los sueños se cumplen”. H

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)