Querido/a lector/a, hay días en los que no sé de qué voy a escribir. Suele pasarme cuando no hay temas con fuerza que llamen la atención social o provoquen interés o, en sentido contrario, como ahora con el coronavirus, cuando el tema es tan fuerte que lo ocupa y preocupa todo. Pero esta vez, y a pesar de mis iniciales dudas, he encontrado el detalle que vale la pena destacar y volver a insistir aunque no salga del momento coronavirus. Digo con ello que según algunos de los expertos más destacados del mundo en todo esto de las infecciones virales, los países europeos llegan tarde y, encima, se quedan cortos en las medidas. Aunque, por decirlo todo, estos sabios también advierten de que los EEUU lo está haciendo peor que los europeos. No obstante, y de ahí que decida escribir este corto sobre el coronavirus, un asunto tan trillado, es porque esta misma gente dice que la diferencia entre China y Corea con los europeos no sólo reside en la actitud y las medidas de los gobiernos, sino también, y eso parece esencial, en el comportamiento de los ciudadanos. Aquellos, los asiáticos, hicieron caso a las autoridades políticas y sanitarias, tuvieron claro que la mejor vacuna eran ellos y aceptaron su responsabilidad. Aquí, dicho sea de paso, aún hay datos y hechos que denuncian que no nos damos cuenta de que esto va con nosotros, de que somos necesarios para evitar tiempos que aún pueden pasar de lo difícil a lo peor. Así es que, o aceptamos nuestro papel o nosotros mismos vamos a causar un desastre. Y es que no todo depende del gobierno. No todo se puede solucionar ejerciendo medidas desde el gobierno. Además se reclama nuestra participación, disciplina y solidaridad porque está en nuestras manos.

*Analista político