Salvem una cultura gastronómica tradicional de Castelló, así rezaba el pasado viernes el eslogan de la exitosa concentración convocada por Les Tasques de Castelló en defensa de su negocio, en defensa de una tradición y cultura gastronómica, y sobre todo en defensa de mantener viva la vida en el centro de la capital de la Plana.

Más de 3.000 personas según los organizadores y una imagen vale más que mil palabras porque el llenazo de Santa Clara fue una realidad, lejos de las 350 personas que dijeron las fuentes policiales, ya que estas son las que se dan cita un jueves cualquiera, solo en una de las calles. Pues bien, 3.000 el viernes pasado y más de 350 cada vez que las tascas levantan las persianas, bastan para demostrar lo importante y lo pequeñas que se quedan las calles Barracas e Isaac Peral para una gran mayoría de castellonenses.

Desde las instituciones no podemos permitirnos mirar hacia otro lado y dejar que se perpetúe un problema que no tiene visos de arreglarse bajo ningún concepto, más bien todo lo contrario.

Probablemente la falta de iniciativa, imaginación, o lo que es más importante, la falta de voluntad política ha llevado a las tascas de Castellón a promover soluciones de insonorización de las calles de forma unilateral, ahora a la espera del visto bueno de los técnicos del ayuntamiento, y de forma paralela a un probable litigio para conseguir revocar la inclusión de estas calles en zona ZAS, ya que aparentemente se han incumplido en numerosas ocasiones los protocolos de actuación sobre las mediciones acústicas durante estos 9 años. Tascas y no ZAScas, señores! Esta última situación puede implicar que el ayuntamiento haya incurrido en un delito de prevaricación y por lo tanto se le exija responsabilidad.

ANTE ESTE FUTURIBLE, el equipo de gobierno del Acord del Fadrell está preparando una modificación del código ético del Ayuntamiento que propuso en su momento Compromís y contó con el apoyo del PSOE para hacer dimitir a los posibles concejales en ese momento del Partido Popular imputados en el caso Gürtel. Ahora temen sufrir en sus propias carnes la misma vara de medir, y de este modo, miembros del Fadrell tendrían que dimitir. Están probando su propia medicina y cuánto amarga debe saber.

*Portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Castellón