S e preguntarán quién es. El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Un etíope de dudosa reputación, la suya y la de la organización. La mala gestión española de la pandemia viene acompañada de los fallos de la OMS que retrasó la alerta del coronavirus varias semanas. En diciembre, algunos médicos locales de Wuhan advirtieron de su existencia, fueron encarcelados y han fallecido. Taiwan alertó a la OMS pero Tedros negó la evidencia. Se resistió a declarar la emergencia de salud pública y apoyó a China en todo, amén de no parar de alabarla por su transparencia (?) y efectividad en sus medidas contra el virus (van desde de tres años de prisión hasta la pena de muerte).

Este hombre no es más que un títere de China que es quien manda y quien junto con la Unión Africana le eligió, tras una campaña política en la que se mueve bien, es diplomático, no médico, en la que también colaboró el listillo de Obama.

Y eso que su pasado es tremendo, lo revelan la Human Rights Watch y los numerosos exiliados etíopes. Y es que, según dicen, no informó de la epidemia de cólera de 2006, 2009 y 2011 que asoló su país con miles de muertos, cuando era ministro de Sanidad como miembro del Frente de Liberación Popular de Trigay, de ideología marxista-leninista, un régimen autoritario sobre el que pesan delitos contra la humanidad. Nada más asumir el cargo nombró al dictador de Zimbawe Robert Mugabe, famoso genocida, como embajador de buena voluntad de la OMS. Otro comunista a las ordenes de China en su política de intentar convertirse en la primera potencia mundial.

*Notario