Un municipio turístico como Benicàssim, que acoge cada año a miles de personas dispuestas a pasar los mejores meses del año, exige mucho trabajo y asuntos a resolver. Sin embargo, en los últimos años, el más pequeño se ha convertido en el más grande. Me refiero a los dichosos mosquitos, un verdadero problema que no entiende de términos municipales, ni de colores políticos, que ya ha levantado voces de alarma en el sector turístico, nuestro principal motor económico y que las lluvias de estos últimos días han venido a complicar más la constante lucha que llevamos contra ellos.

El calor, el agua estancada, vienen siendo los principales focos donde se dan los condicionantes óptimos para que campen a sus anchas y las lluvias de los pasados días dan al traste con las actuaciones de tratamiento que realizamos municipalmente para combatir esta dichosa plaga.

Ante grandes males, grandes remedios, y así ha sido como en Benicàssim hemos ido incrementando, año a año, la partida para luchar contra el temido mosquito y planificar una programación diseñada a atender las diferentes etapas de la vida del insecto, con la intensidad que requieren las diferentes estaciones del año. En lo que llevamos del 2019, hemos invertidos ya 40.000 euros, por eso puedo decir con voz alta que es una verdadera burla que un municipio como el nuestro haya invertido esa cantidad y la Conselleria de Sanidad solo conceda un poco más de 45.000, a repartir entre todos los municipios de nuestra provincia, al mismo tiempo que Ximo Puig aumenta el número de altos cargos de la Generalitat, con sus respectivos altos sueldos.

SEAMOS SERIOS en este tema porque se nos va de las manos y, a los los ayuntamientos no se nos puede exigir invertir más recursos y planificación porque esta plaga requiere otras soluciones como la autorización para poder realizar tantos vuelos sean necesarios para fumigar y acabar con un problema que tanto afecta a la calidad de vida de nuestros vecinos.

Para los «ecologistas de despacho», les diré que me niego a creer que, en pleno siglo XXI, no exista en algún lugar del mundo productos para fumigar de forma aérea, compatibles y respetuosos con el medioambiente que nos ayuden a prevenir y paliar este problema. Este es un problema de salud pública.

*Alcaldesa de Benicàssim