Fedor Dostoievski en su novela más célebre, El jugador, ya dejaba entrever que solamente la pasión amorosa podía igualar a los juegos de azar, si de adicciones hablamos. En los dos escenarios existe tal pasión, necesidad y deseo que condiciona por completo la conducta del individuo. No es la primera vez que comentamos que las máquinas tragaperras han sido hasta hace un par de años la estrella en el terreno de la ludopatía, pero ahora el juego de azar on line la ha superado con creces, con alarmante éxito entre los más jóvenes.

Y esto ha sido así al compartir ambos los mismos factores de fácil accesibilidad, posibilidad de apuesta barata e inmediatez del premio. Además, los apostantes tienen la sensación de que saben mucho del tema y, amparados en sus conocimientos, creen que toman siempre las decisiones correctas. Tal es el boom que ya existen expertos en el tema, tipsters, a los que se les tiene prohibido apostar porque ganan demasiado. Un tipster sería algo así como un experto en apuestas que, desde su propia página web, aconseja a qué se debe apostar, vendiendo sus pronósticos y recibiendo un fijo al mes por sus consejos, mientras prometen una alta rentabilidad. Desde su legalización (2012), las agresivas campañas publicitarias han hecho que el juego on line parezca atractivo y sin riesgos. Pero conviene no creer todo lo que cuentan, pues las estadísticas dicen que sólo el 3% gana dinero, y el 97% pierde. H

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)