Como en ocasiones anteriores, el hecho de tener que escribir sobre algo que todavía no ha pasado es un poco aventurado, pero me resultaba casi imposible obviar la realidad de nuestro país, que en seis meses ha tenido que enfrentarse a dos elecciones por la falta de visión de Estado de algunos partidos políticos. Y, ojalá me equivoque, el panorama habrá cambiado poco. Si ha cambiado, espero que haya sido para consolidar el triunfo del Partido Popular en las urnas.

Si se han cumplido los sondeos, volveremos a estar ante un panorama en el que los pactos serán imprescindibles para formar gobierno y, quienes fracasaron entre enero y diciembre, volverán a tener la misma misión entre manos. Nada más triste para el futuro de España. Insisto en que nada me gustaría más que estar equivocándome.

Porque no me gusta pensar que en el Estado puedan reproducirse las prácticas que están exhibiéndose en pueblos como el mío, en los que los pactos entre partidos que se encuentran en las antípodas ideológicas se han impuesto a la voluntad del electorado, con un resultado verdaderamente alarmante.

Ha hecho falta solamente un año para que los que pactaron contra sus votantes y sus principios tengan que empezar a devolver favores. Quienes acusaban sin poder probar nada al gobierno del Partido Popular de corralitos, de amiguismos y de despilfarrar, nos dan pruebas ahora, a diario, de que esas son sus prácticas habituales.

Si no es así, que justifiquen por qué le han comprado con dinero público al alcalde pedáneo de Mascarell un camión por 2.000 euros, que expliquen por qué familiares directos y amigos están presentes en sus contrataciones y trabajos municipales, que den alguna razón para que en los plenos no se tomen decisiones de calado. También por qué gastan dinero público para alquilar terrenos para que se desarrolle una actividad privada que dijeron que no nos costaría nada...

No lo explicarán, porque no hay razones convincentes. Eso es lo que hacen los gobiernos de coalición, repartirse el pastel para estar todos contentos mientras que se gastan el dinero de todos en vendernos sus falsas bondades… ¿Esto es lo que le espera al país? Ojalá no. H

*Diputado provincial de Medio Ambiente y portavoz del PP en Nules