Ayer se celebró el Día Internacional de la Mujer, honrando la difícil batalla que llevamos librando las mujeres durante centenares de años por una igualdad social y laboral.

Esta batalla, con muchas víctimas por el camino, ha conseguido grandes logros en derechos fundamentales. Como aquel que dice hasta hace cuatro días no se había conseguido en España la primera Ley Orgánica para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres, una ley que ha dado mucha luz en materia de igualdad, pero también con muchas sombras. Porque las leyes por sí solas no solucionan los problemas sino existe voluntad política de aplicarlas acompañada de una dotación económica acorde.

Pese a los avances, a día de hoy, aún queda un largo camino por recorrer para acabar con el techo de cristal, la brecha salarial, la corresponsabilidad, y la violencia machista.

Y es por eso, que para mí todos los días son el 8 de Marzo, porque como mujer me siento en la obligación de reivindicar la precariedad laboral y salarial, la penalización en la trayectoria profesional que sufren las mujeres cuando son madres, la falta de medidas y recursos para garantizar la corresponsabilidad y, por supuesto, la feminización del paro que en la provincia de Castellón representa el 70 por ciento.

Las políticas nacionales y autonómicas deben apostar por corregir estas desigualdades. Hechos y no palabras. Políticas públicas y no portavozas, medidas serias y no eslóganes que incitan al alcoholismo y suscitan polémicas estériles para que las mujeres tengamos derecho a decidir libremente lo que queremos ser.

*Portavoz provincial y diputada

autonómica de Ciudadanos