Al enfrentar el papel en blanco para esta tribuna, no podía obviar el tema que nos ha hecho encoger el corazón esta semana. El ataque terrorista sufrido en Barcelona y el suceso en Cambrils han llenado kilómetros de papel y ediciones de prensa on line, además de inundar de opiniones las redes sociales. En algunos casos de mucho más que opiniones, testimonios y vídeos sin filtros que han evidenciado que lo que acontece en esta sociedad hiperconectada tiene una repercusión que nada tiene que ver con la de hace una década.

Para evaluar lo bueno y lo malo de las diferencias, ya están los expertos en comunicación; como ciudadano, dolido por lo sucedido; como político, impotente frente a una situación que me supera; no quiero perder la oportunidad de compartir la preocupación que me genera la cantidad de publicidad que --de forma inconsciente, probablemente-- estamos brindando a quien siembra el terror. Millones de búsquedas en la red sobre el autodenominado Estado Islámico me aterran. Claro está que queremos estar informados, que necesitamos la información para garantizar la calma; pero parte importante de su fuerza, de su victoria, reside en la difusión y repercusión del terror que siembran a su paso.

Mi mensaje hoy, como estos días, es de esperanza, de futuro, de unión, de fortaleza, de recuperación, de solidaridad, de ayuda, de empatía, de consuelo, de victoria. Si nos unimos, ganamos; si nos ponemos en el lugar de quien sufre y somos capaces de mitigar su dolor, ganamos; si conseguimos juntos consolar con mensajes de esperanza, ganamos; si vencemos el terror; ganamos. Nuestro país ha sufrido el terrorismo y se ha repuesto a él; nuestra unidad es nuestra principal fortaleza.

Ruego a quienes hemos coreado al unísono el #TotssomBarcelona sigamos afrontando retos y ganando juntos batallas que hagan nuestra sociedad más libre y más fuerte frente a la sinrazón.

*Alcalde de Peñíscola