La presidenta de los Afectados del Vuelo de Germanwings, que aglutina a 46 familias de las víctimas del trágico accidente en el que el copiloto del trayecto Barcelona-Dusseldorf estrelló hace dos años el avión en los Alpes, dio ayer un aviso en el acto de conmemoración en El Prat. «Que todo el mundo sea consciente de que lo ocurrido se puede volver a repetir», advirtió Silvia Chaves. No son palabras que puedan caer en saco roto. Revelan, por ejemplo, que los cambios en la normativa se han demorado en exceso. La Comisión Europea aún tiene previsto a lo largo de este año elaborar un reglamento para un mayor control de los pilotos tras las propuestas de la Agencia de Seguridad Aérea Europea. Alemania, donde operaba Germanwings, Gran Bretaña y Holanda se han avanzado con un mayor rigor de los controles médicos. Es obvio que la normativa europea debería incluir pruebas aleatorias sobre consumo de alcohol, drogas y fármacos, y evaluar la salud mental de los pilotos.

Otra cuestión que tampoco ha avanzado es la judicial. La fiscalía alemana ya ha exculpado a la compañía de toda responsabilidad, y deja al copiloto Andreas Lubitz como único implicado, mientras que la causa penal abierta en Francia va en igual línea. Lo que sí se ha concretado son las indemnizaciones en la mayoría de las 59 familias residentes en España. Han pactado con la aseguradora una cifra algo superior al baremo de un accidente de tráfico. No parece de justicia, pero sí es una forma de cerrar el duelo.