España es la segunda potencia turística del mundo tras Francia y por delante de Estados Unidos. Con más de 83 millones de turistas, el sector supone mas del 12% del PIB español y, según datos del World Travel & Tourims Council, empleó a 2,8 millones de personas en 2019. En Castellón conocemos la importancia del turismo porque tenemos una amplia oferta turística: de sol y playa, de interior, de festivales, de salud, deportiva, etc. Contamos además con iniciativas innovadoras como Escala a Castelló que, impulsada por el Ayuntamiento de Castelló con la participación de la Agencia Valenciana de Turismo y la Autoridad Portuaria de Castellón, fue un éxito.

El turismo implica movilidad de personas por definición y por tanto ha quedado paralizado a nivel mundial porque la lucha contra la pandemia del covid-19 implica restringir al máximo la movilidad. Por ello, quizá sea el sector económico que más haya sufrido y sufrirá el impacto de la crisis sanitaria. Por ello también nuestro país sufrirá la crisis económica en mayor medida que otros. De hecho, esta será la primera crisis económica en la que España saldrá adelante sin que el motor turístico sea de los sectores que más empuje, como ha pasado en anteriores crisis.

La reactivación económica del país no puede hacerse con un motor tan importante gripado, aunque necesariamente haya que conjugar su reactivación con la seguridad sanitaria. La previsible apertura de fronteras a partir del 1 de julio, con los controles sanitarios adecuados, y la de los establecimientos turísticos (tanto alojamientos como restauración) y puntos de interés turístico con medidas que generen confianza, como el sello de garantía sanitaria, permitirán que el sector despierte con el positivo efecto de arrastre que tiene para otros sectores. También es necesario que los turistas se conciencien de las precauciones a tomar para prevenir rebrotes de la pandemia.

Los resultados del año serán muy modestos y la venida de turismo extranjero se resentirá notablemente (es un buen momento para activar al máximo el turismo interno), pero hay que trabajar con optimismo para que sean los mejores posibles y para que, como consecuencia de la crisis, otros países no mejoren su posición turística a costa de la nuestra. Es más, dado el dinamismo empresarial del sector y su ejemplar actuación en esta crisis (cediendo instalaciones que han actuado como hospital o para dar cobijo a personal sanitario para su seguridad), y dada la apuesta de las instituciones públicas por el sector (empezando por el Ministerio, la Agencia Valencia de Turismo, Diputaciones, Ayuntamientos y Cámara de Comercio) podemos salir reforzados de esta crisis al incorporar iniciativas novedosas que mejoren y afiancen nuestro modelo turístico.

Mención aparte dentro del sector turístico merecen los cruceros con toda la flota mundial amarrada. A lo largo de esta crisis ha habido casos dramáticos en los que buques que llevaban a bordo personas infectadas han tenido que ir de país en país buscando un puerto que les permitiera desembarcar al pasaje. En España se ha dado salida a todos los casos. Desde Puertos del Estado se han trasladado las múltiples problemáticas y con la coordinación de la unidad de crisis del MITMA y de la dirección general de la marina mercante, el Ministerio de Sanidad ha sabido conjugar la seguridad sanitaria con la humanidad y ha ido autorizando, con todas las garantías y caso a caso, la entrada de los cruceros en los puertos para el desembarque del pasaje de origen español, llegando incluso en algún caso a organizar la repatriación inmediata de cruceristas extranjeros a sus países de origen. Las Autoridades Portuarias han sabido organizar las complejas operativas para que todo saliera a la perfección y por ello no ha sido noticia.

Es difícil prever cómo afectará a la futura demanda la situación vivida a bordo de los cruceros durante la crisis sanitaria. A su favor juega el que un alto porcentaje de los clientes eligen esa forma de hacer turismo reiteradamente porque les gusta. Diversas compañías cruceristas están planificando la puesta en servicio de alguno de sus cruceros, pero dado el tiempo que se necesita para comercializar la oferta crucerística, la activación de esta parte del sector turístico costará, a mi modo de ver, más que la del resto.

En el tema de los cruceros, a Castellón esta crisis sanitaria le ha llegado en un momento crítico. Sabíamos que en PortCastelló, 2019 fue el mejor año de la historia, con diferencia, en cruceristas y que se había dado un salto cualitativo en cuanto al número de turistas y a capacidad de los buques recibidos. Ahora hemos sabido que el pasado año el puerto de Castellón fue el que mayor porcentaje de crecimiento de cruceristas tuvo en España, con gran diferencia al resto. Eso no fue fruto de la casualidad, sino del gran trabajo de un equipo interinstitucional que diseñó una buena oferta para los cruceristas desde Castellón. Fundación PortCastelló y Autoridad Portuaria, Agencia Valenciana de Turismo, Universitat Jaume I, Diputación, Ayuntamiento, Cámara de Comercio y Aeropuerto de Castellón unieron sus fuerzas y se logró un éxito que augura muchos más dado el potencial de la provincia. El buen trabajo de este equipo no verá sus frutos este año por causa de la pandemia y es evidente que la proyección que esperábamos se verá frenada porque Castellón aún no tenía fidelizada una clientela de empresas cruceristas. Pero con su tesón, estoy convencido que más pronto que tarde volveremos a estar en esa posición de eclosión en el turismo de cruceros.

*Presidente de Puertos del Estado