Querido lector:

Vila-real, tanto por iniciativa privada como pública, es una ciudad deportiva. Además de sus facetas más tradicionales, la industrial cerámica o la importancia también de la economía citrícola y de otros elementos identificativos de ciudad, el segundo municipio de la provincia busca posicionarse cara al futuro con una mayor diversificación de nuevas potencialidades. Iniciativas con la innovación y el emprendimiento se están poniendo en marcha, pero es sobre todo con el deporte con la que posee un bagaje excepcional.

La influencia de la marca del Villarreal CF gracias a su trayectoria ejemplar durante las últimas dos décadas y a sus políticas de promoción de la cantera, de expansión provincial y de construcción de instalaciones deportivas (la Ciudad Deportiva, los nuevos campos recientemente puestos en marcha o el mismo Madrigal) ha sido fundamental en este concepto de ciudad. Pero no ha sido menos la iniciativa pública, que con unas políticas de promoción municipal relacionadas con el deporte y de construcción de infraestructuras deportivas han acompañado a la entidad amarilla en situar a Vila-real con esta marca. El Centro de Tecnificación Deportiva construido por la Generalitat con una inversión de 26 millones es el principal eslabón a cualificar.

Y en este sentido, bien por iniciativa propia (el Ayuntamiento que preside José Benlloch está empeñado desde hace meses en ello) o por iniciativas externas, Vila-real está teniendo novias que buscan participar de esta idea, aprovechar la marca deportiva de la ciudad y destinar sus instalaciones, en especial el Centro de Tecnificación Deportiva, a este fin, en este caso centrado en la formación universitaria y especializada, que además de aportar cualificación y marca, aporta economía.

Y es un grave error (aunque se puede subsanar) que la Universitat Jaume I no haya entrado en esta dinámica en sus planes con la titulación de Ciencias del Deporte. Esperemos que la estrategia de Benlloch con Puig y Marzà para costear el funcionamiento del Centro y, con el rector Climent, llegue a buen fin.