Hay días en los que resulta difícil encontrar un calificativo que abarque y englobe toda la capacidad del Consell de Puig y Oltra. Digo capacidad, un término constructivo, por no incidir en su sorprendente incapacidad aderezada de improvisación propia de quien se siente más fuera que dentro del gobierno autonómico.

Un bluf, lleno de incoherencias, ambigüedades, vaguedades e incumplimientos es el surtido calificativo con los que se podía etiquetar al Consell de Puig y Oltra. Y es que una cosa es gobernar y otra estar en la oposición.

Días después de la reedición del mal llamado Pacte del Botànic, que para los valencianos es el del Titanic, observamos con asombro como, fuera de carta y como especialidades del chef se nos muestran algunas delicatesen dignas de mención. Si hasta la fecha conocíamos que el conseller Marzà, a pesar de la crítica manifiesta y contraria a los grandes eventos, va a destinar 47 millones de euros para los grandes premios de motociclismo en la Comunitat, sin que nadie del Consell o de Podemos haya dicho nada sobre eso, ahora resuelta que Puig y Oltra ya tienen su obra: El estadio del Rico Pérez de Alicante.

El Consell de Puig y Oltra acaba de comprar, por cerca de 4 millones de euros el Estadio Rico Pérez de Alicante, donde juega el Hercules CF. Esto que nunca aparecerá en el Pacto del Botànic es una muestra más de la incoherencia y sin sentido de un Consell que está más fuera que dentro de la realidad.

Mientras por parte del Consell no existe una política de empleo clara, la apuesta por los sectores industriales es nula, las listas de espera en sanidad crecen día a día, siguen existiendo desahucios, las necesidades básicas de los valencianos están sin cubrir, la dependencia va con retraso. Cuando todo eso está pasando, Puig y Oltra se dan un capricho y compran un estadio de fútbol. ¿Qué falta le hace a Puig y a Oltra tener un estadio de fútbol? ¿Cómo se justifica esa nueva política cuando las necesidades de los valencianos no están cubiertas?.

Estamos ante un Consell caprichoso. Que incumple su palabra dada para hacer aquello que siempre ha criticado. Estamos ante un nuevo engaño a los valencianos, donde tener una nueva televisión, o un campo de fútbol es más importante que una sanidad eficaz y sin listas de espera o que el cobro de prestaciones sociales no se convierta en una odisea mes a mes.

Ya sabemos que el problema de financiación que Puig y Oltra nos habían contado, que era cierto, es una simple cortina de humo para encubrir su flaqueza de proyecto político, su nimio liderazgo, y que es más importe un estadio de fútbol que millones de valencianos. Si fuera Oltra diría que ya no se mira a los ojos de la gente, que mientras a la pobreza infantil se destina 1,3 millones de euros para comprar un campo de fútbol se invierte más del triple. Pero como no soy como ella, diré simplemente que afortunadamente solo quedan dos años para que tanta incoherencia e hipocresía desaparezcan del Gobierno Valenciano. Con Puig y Oltra los caprichos son más sinceros que la propaganda difundida durante años.

*Diputado autonómico del PP