Llevar la filosofía a la calle es importante. Sacarla de las aulas tiene su interés. Desde que hace seis meses tomé posesión como presidente de la Diputación lo voy intentando. ¿Cómo? Dejando caer alguna cita filosófica, soltando algún comentario al filo de lo que en su momento dijo algún pensador y, sobre todo, introduciendo logos, racionalidad, mesura, diálogo, prudencia, empatía en el debate público. ¡Que buena falta hace! Doce declaraciones institucionales hemos aprobado en estos seis meses y eso es mérito de todas las opciones políticas.

Esta tarde daremos un paso más en esa dirección. Ni más ni menos que Kant, el gran filósofo de la modernidad y la ilustración, revivirá, tomará cuerpo, se hará mortal para decirnos algunas cosas sobre su vida y obra, sobre todo en relación con Europa. ¿Cómo trataría Kant de salvar Europa? Será en Vila-real, en la sede de la UNED. Se trata de un recurso didáctico, que el alumnado agradece, y que he puesto en práctica en centros educativos y alguna que otra asociación cultural. Mediante una conferencia dramatizada es el propio filósofo el que se explica y, con alguna que otra puya, chascarrillo y comentario al hilo de la actualidad, va dejando sus ideas de forma divertida y próxima. Se trata de cumplir aquella bella máxima de la Institución Libre de Enseñanza, de la que me confieso humilde admirador, y que hablaba de «instruir deleitando». No siempre es posible, ni tampoco deseable, pero alguna vez, de cuando en cuando, no viene mal.

¿POR QUÉ KANT? Tengo más pensadores en el repertorio, ¡no crean! Platón, Fray Bartolomé de las Casas, Francisco de Vitoria, Gregori Maians i Siscar, pero Kant me parece especialmente adecuado, de rabiosa actualidad. Los clásicos no pasan de moda, siempre nos dicen cosas de interés, por eso se les llama inmortales. Kant es nuestro padre, el padre de la modernidad, de las sociedades liberales, abiertas, procedimentales y modernas, es el padre de Europa y si me apuran, de la ONU y de muchas cosas más.

Supongo que el explicará el porqué. Yo ahora, simplemente, les doy una razón que se halla en uno de los libros aparentemente menores pero que creo que es una verdadera joya. Se titula Sobre la paz perpetua y recomiendo encarecidamente su lectura. «La razón práctico moral expresa en nosotros su veto irrevocable; no debe haber guerra» y allí da Kant una serie de recetas interesantísimas para alcanzar la paz. Entre ellas, estado de derecho, imperio de la ley, libertad e igualdad a nivel nacional. Pero después «la paz civil debe abrirse a algún tipo de pacto entre los pueblos. Una sociedad o federación de naciones».

Ahí nace Europa, pero para Kant incluso eso no sería suficiente. Esa sería una paz limitada y haría falta un estadio superior: la sociedad cosmopolita. «El pacto entre los pueblos conduce a un derecho público de la humanidad». Porque en Kant, más allá de proyectos identitarios, que en la actualidad tanto nos obnubilan, hay una apuesta decidida por el universalimo. ¿Y es que, en efecto, no es la reivindicación generalizada de los derechos humanos y su defensa por una autoridad pública y democrática internacional la única posibilidad de hacer desaparecer el hambre en el mundo, terminar con la carrera de armamentos o asegurar la supervivencia del planeta en la lucha contra el cambio climático? El bueno de Kant pensaría que sí.

*Presidente de la Diputación