Querido/a lector/a, como es público y notorio, Sánchez e Iglesias, PSOE y Unidas Podemos, han llegado a un preacuerdo para formar gobierno. Realidad que me sorprende por la rapidez (horas después de las elecciones), pero no me extraña porque era el único camino. No había más remedio. El no acuerdo y volver a las urnas hubiera sido un escándalo, el PSOE y Unidas Podemos hubieran perdido mucho y no sumarían ninguna posibilidad, Sánchez e Iglesias hubieran tenido que asumir responsabilidades y dimitir, etc.... Además, el pacto PSOE-PP-Cs nunca fue una posibilidad admitida por las bases socialistas. Y si a todo esto le añadimos que la peste de Vox esta bramando en las Cortes, el acuerdo aparece como único camino.

Personalmente me alegro por dos razones que, en este último tiempo he dicho y escrito hasta la saciedad. La primera tiene que ver con los problemas que sufrimos los españoles. Problemas que como la reforma laboral, Cataluña, recomponer el Estado del Bienestar, las pensiones, la transición ecológica, la financiación autonómica, etc..., exigen salir del egoísmo de las políticas neoliberales y, reclaman, ser afrontadas desde la política y la ética de la izquierda en defensa del bien común y la justicia social. Pero además, y esta sería la segunda razón, este diálogo y acuerdo para la política de progreso, también debe ayudar a limar y superar viejas asperezas y desavenencias entre fuerzas de origen comunista y socialdemócrata. Posiblemente, porque el mundo que las creo ya no existe, pero sobre todo, porque esas dos izquierdas son necesarias para reconstruir la esperanza de los ciudadanos en un mundo más digno y, al tiempo, devolverle a la política su carácter emancipador.

*Analista político