La gota que desborda el vaso. Es una imagen visual, la de un vaso que va acumulando gotas, de forma pausada, hasta que los límites de la física hacen que se derrame el líquido. Así han sido los últimos 30 años de nacionalismo en Cataluña, una gota constante haciendo un surco que ha dividido a la sociedad catalana y española. Como ya ha ocurrido en otros tristes capítulo de la historia.

En el origen de los grandes conflictos de la historia universal se encuentra el sentimiento nacionalista exacerbado como inicio del problema. Eso y el que alguien decide saltarse la ley para imponer unas ideas y un modelo. Solo es cuestión de analizar la historia para comprobar que la visión a corto plazo y el proteccionismo son visiones reducidas del mundo que acaban generando conflictos.

Y los que ya hemos vivido crisis sociales y económicas sabemos que, por desgracia, las crisis se contagian y prenden como gasolina y restituir el daño causado es cuestión de años, un proceso lento y complicado. Hay medios que aseguran Cataluña está sufriendo estos días la fuga de 20 empresas cada hora. Una cifra dramática que puede acabar arruinando a una de las comunidades más vanguardistas y prósperas.

Cataluña siempre ha sido una tierra hospitalaria que abrazaba al extranjero. Una tierra de trabajadores construida con valores. Con sentimientos diferentes, lógicamente, pero con respeto. Y lo peor del nacionalismo es la capacidad que tiene para tergiversar la historia, reescribir el pasado e, incluso, el presente. El uso perverso del lenguaje en beneficio de una causa que solo está creando división y ruina.

España son muchas cosas, también Cataluña. España es el bienestar de todos los que sabemos que si, por ejemplo, mañana un coche aparca en el vado de nuestra casa, acudirá un agente de la policía y se multará al que ha incumplido la ley. España es una nación rica en vanguardia, el país líder en donaciones de órganos, un país industrial y que exporta material puntero, como nuestra cerámica.

Somos una tierra llena de valores, tradiciones y futuro. España es el catalán, el aragonés, el madrileño, el andaluz y el valenciano que se levanta cada mañana para escribir su biografía, para trabajar, para disfrutar de su familia.

EL NACIONALISMO tiene todo el derecho a defender su proyecto de futuro, tanto para Cataluña como los que lo hacen desde el Valle de Arán o desde Galicia, pero dentro de la ley, de las garantías, del poder judicial, de la Constitución y de la separación de poderes. Es triste ver cómo algunos jalean desde las redes sociales el conflicto y tratan de que el fuego siga prendiendo, a costa de la paz social, a costa de la estabilidad económica y del bienestar. Faltaría más! España garantiza poder defender todas las ideas de forma democrática. Eso también es España, la libertad.

Lo que nos han enseñado desde pequeños es que cada acto tiene sus responsabilidades, que debemos respetar y tolerar al que piensa diferente y sobre todo velar porque las reglas del juego se cumplan y sean iguales para todos. Y pensar en la unión, en el sentido común.

*Presidente de la Diputación de Castellón