La mejor vacuna de la población española durante este largo confinamiento ha sido la cultura, en todas sus formas y vertientes. Mucho más efectiva y universal que cualquier medicina que los expertos puedan fabricar en un laboratorio. Porque la literatura, el arte, la música o el cine se han convertido en el único refugio para sanar el alma herida de 40 millones de personas en cuarentena. Ha tenido que ser un maldito virus el que nos ha demostrado, una vez más, que somos animales sociales y que tenemos en nuestro interior mucho más de lo que solemos mostrar. Un refugio secreto donde guardamos la canción con la que nos dieron el primer beso en la adolescencia, aquel poema de Neruda que siempre nos recuerda a quien ya no está o esa película que sigues viendo con la esperanza que ella no se suba al avión y se quede con Rick.

La pandemia ha sacudido todas y cada una de las estructuras de nuestro país, pero no de igual forma o partiendo de una misma situación. Y, si antes de esta plaga, ya corrían malos tiempos para la cultura, podemos imaginar lo que nos viene encima. El panorama es desolador. Un paisaje tras la batalla en el que los creadores de nuestro país han quedado heridos de muerte y no hay desfibriladores para todos.

Porque la situación del sector cultural en España ya era mala, caótica, casi heroica. Y eso que hablamos de un sector que suma el 2,5% del PIB de nuestro país (solamente en el sector del cine en España cuenta con 11.500 trabajadores distribuidos en 3.593 salas). Librerías que subsistían a duras penas, cerradas; teatros y auditorios que no se llenaban, cerrados; galerías de arte en las que no se vendían cuadros, cerrados; pubs donde escuchar música en directo, cerrados. Y así podríamos seguir llenando un periódico entero. Otro sector, el periodismo, que, por cierto, está en serio peligro.

DESDE LAS administraciones públicas, empresas privadas y la ciudadanía tenemos que hacer un esfuerzo para devolver a la cultura todo lo que nos ha dado. ¿Hubiese sido lo mismo estos dos meses sin las series de Netflix, el Resistiré del Dúo Dinámico o los cientos de libros que hemos rescatado de nuestras estanterías? Por no citar páginas webs en las que podías pasear por el Museo del Prado, leer gratuitamente revistas de moda, estudiar idiomas a distancia o escapar en un documental con rumbo a Alaska. Todo es cultura. Y estamos en deuda con ella. Cuando la crisis sanitaria remita, debemos tener claro que hay que dar un paso al frente como tantos músicos, escritores, artistas o cineastas la han dado por nosotros.

Ellos no han bajado los brazos, todo lo contrario. Se han lanzado a dar conciertos on-line, a componer nuevas canciones y escribir nuevos libros, a pintar cuadros en directo o a desvelar los secretos de su profesión. Siempre de forma gratuita, siempre generosa. Estamos en deuda con ellos. Y no les podemos dejar solos.

Porque como dice Love of Lesbian: Volveremos allí donde solíamos gritar, después de brindar en los días no vividos y nadie más lo entenderá, solo los que allí estuvieron, sonreirán.

*Portavoz de Cs en la Diputación Provincial de Castellón y teniente alcaldesa en Benicàssim