Que rido/a lector/a, cada vez que miro la prensa llego a la conclusión de que el gobierno de progreso de PSOE y Unidas Podemos no lo va a tener fácil para aprobar los presupuestos del 2020 que, dicho sea de paso, son la herramienta que va a determinar si este gobierno acampa y si los españoles tendrán políticas de progreso. La verdad es que tal y como está la situación política, no hay que ser un chamán para saber que puede haber dificultades. A ninguno de los partidos del gobierno se le escapa que no tienen el mismo programa y, encima, con algunos de los que tienen que pactar estos presupuestos, se mantienen serias diferencias. No obstante, y en eso respaldo a este gobierno, había que atreverse a tener un necesario gobierno de progreso. Y digo necesario porque no podemos olvidar que venimos de una crisis económica, la provocada por los bancos, y que desde la injusticia han vuelto a pagar los trabajadores y las clases más modestas. Una crisis con soluciones neoliberales que han provocado sangrantes recortes sociales y desigualdades que rayan la falta de humanidad. Así es que, hacía falta un gobierno como el actual, con una política lo más autónoma posible de los poderes económicos y con vocación emancipadora. De momento creo que lo están llevando bien, han aprobado temas de carácter social y están sabiendo administrar sus propias contradicciones. No obstante, ahora viene el problema, los presupuestos: hablar de fiscalidad, reforma laboral, con nacionalistas que nunca regalan, con una CEOE que se desdice, con una oposición que se ha ido al monte, etc. A pesar de todas las dificultades, repito, vale la pena intentarlo. Lo otro, decir que es imposible, es negar la esperanza en el futuro.

*Analista político