Entramos en plena campaña electoral y debemos elegir entre partidos con proyectos de país muy diferentes, más allá de los bloques de izquierda o derecha. La política ficción que se hace con las posibles alianzas postelectorales, es eso, ficción, ya que hasta que los españoles no hablen en las urnas de nada sirven las cábalas o las encuestas que pagamos todos de un CIS al servicio del PSOE.

Las elecciones que tenemos en dos semanas serán una decisión histórica, hay que elegir entre el PSOE que en sus tres períodos de gobierno ha enviado al paro a millones de españoles, que congeló las pensiones o bajó el sueldo a los funcionarios. El partido de un Sánchez, que necesitado de poder, llegó al Gobierno con apoyos de Bildu o los separatistas catalanes en una moción de censura con cesiones a los que se alegran de que nos vaya mal como país, sabiendo que si les elegimos volverá a suceder lo mismo. O elegir al PP que ya ha creado ocho millones de empleos en los dos períodos que ha gobernado, el que detuvo el referéndum ilegal en Cataluña o el que consiguió que fuésemos el país que más crecía de la zona euro.

Pero la dificultad añadida en estas elecciones que marcarán el rumbo de nuestro país en los próximos años es que se pueda caer en el populismo de partidos de extremos, sea Podemos o Vox, con planteamientos tan atrevidos como irrealizables, o en la indefinición de un Ciudadanos que no sabemos a quién apoyará tras las elecciones.

EN 1982 fue decisiva la decisión que tomaron los españoles respaldando mayoritariamente al PSOE, que acabó teniendo los peores datos de empleo de nuestra historia, en 1996 volvió a ser decisiva para comenzar el mayor ciclo de prosperidad que hemos vivido, y ahora vuelve a ser ese momento decisivo donde podemos optar por un valor seguro como el PP o arriesgarnos a alargar el sanchismo cuatro años más.

*Secretario general PPCS