La industria azulejera de Castellón viste desde hoy sus mejores galas con motivo de Cersaie, la feria italiana que pasa por ser el mayor escaparate internacional para la promoción cerámica. El clúster provincial volverá a poner de manifiesto que se ha ganado por méritos propios el puesto de líder mundial que ocupa.

Un buen resultado de la feria es la mejor noticia que nos pueden traer los emprendedores de vuelta: se garantizará así la actividad de las plantas y el empleo. Estoy convencida de que así será.

Y todo a pesar de las dificultades. En el ámbito doméstico, en España, estamos viendo cómo la parálisis política, prolongada y agravada por la convocatoria de unas nuevas elecciones, solo contribuye a ralentizar la marcha de la economía. La falta de las reformas políticas y la incertidumbre en la calle paralizan inversiones y frenan a los consumidores. Mérito de Pedro Sánchez.

Y en el exterior, el brexit, la desaceleración de países como Alemania, la guerra comercial de EEUU o la proliferación de aranceles y barrera son cuestiones que impactan directamente en las expectativas de negocio, hasta el punto de que las exportaciones están casi en plano, mientras la tasa de producción comienza a descender. Mala cosa.

Los poderes públicos están para adoptar medidas que salven escollos y superen problemas. Por eso enfurece conocer que el lunes se celebró sin ningún resultado una nueva edición de la Mesa de la Cerámica que promueve la Generalitat de Ximo Puig. Son ya cuatro años de performance, porque todavía no ha salido de ella ni una sola acción con resultado concreto. Solo vemos una foto de la reunión, y el anuncio de mil y una promesas que no llegan a puerto.

Los empresarios siguen reclamando lo de siempre: formación profesional de trabajadores a su medida, la bajada de los peajes energéticos, apoyo a la I+D+i, un lobi de peso que los defienda en Bruselas, más planes de rehabilitación de viviendas, permisos para la apertura de minas, las infraestructuras de transporte básicas, como el corredor ferroviario o el acceso al puerto…

Son ya cuatro años de fum de canya. De buenas palabras sin impulsos concretos. Justo lo que no necesita el sector. En la industria, el tiempo es oro, y los empresarios de Castellón, de quienes dependen 20.000 empleos directos, no están para perderlo. Pero en el Consell y en la Moncloa aún no se han enterado.

*Alcaldesa de Vall d’Alba, diputada provincial y vicesecretaria del PPCS