Desde pequeño, recuerdo que nuestro barrio era diferente. Durante el verano, todos preparábamos con gran fervor las fiestas veraniegas. Lejos de veranear en localidades próximas como Benicàssim, Orpesa o Almassora, los humildes vecinos de San Agustín y San Marcos vivíamos un verano diferente preparando cada acto, cada actividad, de sus tradicionales fiestas.

Las fiestas del grupo San Agustín y San Marcos ya han echado a andar. Desde el pasado 9 de agosto, el barrio es el epicentro festivo de la ciudad de Castelló.

Y este año no podía ser menos y nos encontramos de nuevo ante un verano diferente. Especial. El barrio se vestía de gala tras varios años de parón y recuperaba uno de los actos más bonitos que ha tenido en las fiestas de antaño: la presentación de reinas y damas. Complementando este acto, los espectáculos taurinos son los que copan la mayor participación. Los bailes y cenas de sobaquillo también consiguen aunar gran convivencia.

Los vecinos y las vecinas de los barrios, durante las fiestas, aparcan temas de actualidad como la política nacional, donde los partidos no se poden de acuerdo ni para formar gobierno y estamos a la espera de si habrá o no elecciones antes de terminar el año. La gente ya está tan harta del tema que cree que una de sus opciones es desviar el tema político y se cogen a un clavo ardiendo: las celebraciones festivas veraniegas como una buena vía de escape. San Agustín y San Marcos y su población no podían ser menos y se vuelcan con sus fiestas posponiendo temas marmota y centrándose en ellas. Caracterizado por ser uno de los barrios más humildes que forman la ciudad de Castelló y, del cual me enorgullece provenir de él y representarlo, entre sus muchas cualidades se encuentran la desconexión y el aislamiento, aunque también el acogimiento a los visitantes que vienen especialmente en estas fiestas.

Se posponen como he dicho anteriormente algunos temas, pero otros temas como los del Barranco del Sol o el de los solares abandonados conviven con las fiestas y siempre están en el pensamiento de los vecinos esperando que se desbloqueen y se puedan llevar a la realidad.

Durante estas fiestas los vecinos salen a la calle y disfrutan de ellas ofreciendo a los visitantes todo lo que tienen. Un barrio sin fiestas es un barrio muerto y apagado donde hay vecinos que las únicas veces que hablas con ellos es departiendo en cualquiera de los actos de las fiestas y fomentando los verdaderos valores de la convivencia y participación, hoy tan de moda para los políticos junto con la transparencia y la dación de cuentas.

DESDE AQUÍ volvemos a pedir a las administraciones que se apueste fuertemente por los barrios y sus fiestas. Fiestas que son un verdadero patrimonio. Apostar por los barrios es acudir y respaldar cada acto, cada fiesta, cada evento y apoyar sus raíces, su cultura, defender sus tradiciones. Y es que para apostar por los barrios y asociaciones hay que sentirlo y vivirlo, porque esto se lleva dentro. Y es que como he dicho en más de una vez: los vecinos no entendemos de políticos, entendemos sólo de personas.

Esas personas que miras a los ojos y con su mirada ya sabes lo que te van a decir. Personas que consideras familia porque te has criado con ellas desde pequeño. Personas que cuando el problema empieza a amenazarte llaman a tu casa para ofrecerte ayuda. Personas que agradecen cualquier cosa que les hagas por muy pequeña e insignificante que sea sólo por el bienestar de ellas y sus vecinos. Personas que te empujan a seguir adelante, día a día, y a reivindicar mejoras para los barrios y para la ciudad. Son tantos y tantos los vecinos a los que, con poco, con solo escucharles y hacerles caso, se conforman y les haces felices. Todas estas razones que hacen que tengas un alegre verano diferente.

Estas celebraciones son una forma para hacerles sentir diferentes pero al mismo tiempo para demostrar a toda la ciudadanía que son también fiestas de la ciudad de Castelló. Y remarco lo de ciudad de Castelló porque no olvidemos que las fiestas de los barrios, como se suele decir, no sólo forman parte del folclore castellonense, sino que son un referente indispensable del extenso patrimonio cultural de nuestra amada ciudad.

Sin sus barrios y sin sus fiestas, Castelló, a buen seguro, dejaría de ser de Interés turístico internacional. Todo suma, y es por ello que estas celebraciones hacen barrio y hacen ciudad.

Para finalizar quisiera recordar que si bien debemos sentirnos de Castellón, hay que mantener también la esencia de barrio del que venimos y demostrar así lo que nos dice Jean Jacques Rousseau en una de sus frases y que define a los vecinos de San Agustín y San Marcos: «Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas».

Nos encontramos, como he dicho, ante un verano diferente: nuestra nación, España, camina sin un gobierno estable, con un verano de pactos y, mientras tanto, en San Agustín y San Marcos, sus vecinos, se centran en las fiestas veraniegas esperando la fumata blanca en Moncloa.

*Presidente Federación Coordinadora de Entidades Ciudadanas de Cs (COASVECA)