Ryszard Kapuscinski nos contaba que para ejercer el periodismo ante todo hay que ser una buena persona. Si se es buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias… Hace unos días se celebraba la fiesta patronal del oficio más hermoso del mundo, como titula José Martí Gómez uno de sus libros.

El periodismo no pasa por buenos tiempos, y no solo por la prolongada crisis que está azotando a los medios. El negocio de la información, el poder, ha generado, en muchos casos, un mercadeo de la realidad. Para un periodista, el principio fundamental debe ser buscar la verdad y contarla, como defiende Ben Bradlee, exdirector del famoso periódico The Washington Post.

Pero cuando la verdad se convierte en un obstáculo y no interesa la realidad se producen anomalías que desvirtúan cualquier mensaje honesto y profesional. Y se miente, y se manipula sin escrúpulos. También hay demasiado intrusismo en este oficio y no tiene que ver con colgar un flamante título universitario en la pared. El periodismo no se aprende en las aulas, las herramientas de la comunicación, sí. Comunicar y contar la verdad forma parte del instinto, vocación, experiencia, de la esencia personal y profesional de cada periodista, de su honestidad, ética y decencia.

Hay medios que recorren la red con una producción alarmante de noticias falsas. Las fake mews inundan el espacio digital y más de un 50% de ciudadanía europea, según recientes estadísticas, engulle y cae en las trampas este tipo de información tóxica. Mentiras que se convierten en verdades por el consumo masivo de estos espacios digitales a pesar de que ya existen algoritmos centinelas capaces de detectar la noticia falsa y eliminarla. Pero aún estamos en pañales tecnológicos para diferenciar la mentira de la verdad.

El criterio y análisis de la sociedad es, de momento, la única herramienta para combatir este peligroso estado de la información, porque se dice que en unos dos o tres años, la mitad de la información colgada en redes sociales será elaborada a partir de una mentira. En los tiempos que corren, las palabras que cuentan la verdad y quienes las sienten y escriben cobran vital importancia. Quizás se necesiten n el mundo más buenas personas.

Por otra parte, pero en este sentido, lamentar el próximo cierre de la librería Espai de Mariola Nos en Vinaròs. El mismo espacio que recibiera el reciente y merecido premio autonómico Librería Innovadora 2018. Mariola Nos ha realizado un excelente trabajo, ha creado un espacio para generar y difundir cultura, para dinamizar la vida ciudadana, para informar y formar, para compartir toda la vida de las palabras.

*Periodista