Nadie en su sano juicio puede poner en duda la valía del doctor Cavadas . Es un héroe de la postmodernidad, tanto por lo que hace en la sanidad pública española como por los proyectos que desarrolla en el tercer mundo. Sus manos son casi milagrosas. Aunque a él le moleste que los columnistas de opinión digamos cosas así. Solo un necio lo pondría en la picota. Solo podría hablar mal de él un gilipollas del tamaño de un planeta.

Además, el doctor Cavadas también suelta verdades como puños por esa boquita que Dios le ha dado. Ya dijo en enero, cuando nadie quería creerlo, que el coronavirus iba a golpearnos con fuerza y que los chinos mentían como bellacos. El caso es, queridos lectores, que hace unos días pidió una auditoría independiente sobre la gestión que nuestros políticos están haciendo de la crisis sanitaria. Ha pedido que unos expertos sin deudas con este o aquel partido político analicen qué se ha hecho, qué se está haciendo y qué nos dicen que se va a hacer.

Ante esta solicitud, los testaferros progubernamentales, los deudores de dádivas y favores, los que tienen gas mostaza en lugar de alma, ya se han lanzado al ruedo mediático con la intención de desacreditar al buen doctor. Porque en este país de pandereta y mistela hay gente sin valores que tiene la boca muy sucia. H

*Escritor