Las fricciones en el seno del gobierno tripartito que ha traído consigo la aprobación del nuevo código ético del Ayuntamiento de Burriana no han hecho más que evidenciar la deriva ideológica de un partido socialista que alejado de la calle permanece doblegado a los intereses de sus socios de gobierno. Desde el minuto uno en el que los socialistas rubricaron su pacto de gobierno estamos viendo a un PSPV desnortado y maniatado a la merced de Compromís y Podemos.

Nada de esto nos parecería mal si este apoyo incondicional de los socialistas a todo lo que dicen o hacen sus socios no estuviera contribuyendo a catapultar en nuestro municipio los popupulismos de unos partidos que se han convertido en los principales valedores de las prohibiciones y las restricciones de las libertades, olvidando que gobernar, más allá de imponer un pensamiento único es gestionar, tomar decisiones y dar soluciones. Estas premisas que parecen obvias y que son la clave para administrar la hacienda local se han convertido en el principal escollo para una ciudad como Burriana que en manos del tripartito permanece en punto muerto.

Más allá de una colección de fotos y titulares vacíos de contenido, si leemos entre líneas vemos una ciudad que difícilmente rozaría el aprobado en limpieza. Un ciudad sin rumbo, que no avanza, que desde hace casi dos años está en punto muerto. Una parálisis que se sustenta en cero inversión y en cero proyectos.

El futuro de Burriana no puede depender de un partido que prefiere servir a sus socios y avalar ciertas conductas y decisiones que soltar lastre y empezar a pensar que el bienestar de los vecinos de Burriana está por encima de los intereses particulares de los socialistas que pasan agachar la cabeza para mantener puesto con sillón y mando en el Ayuntamiento.

*Portavoz del PP en Burriana