Hace unos días, curioseando en Instagram, justo en esos tiempos muertos en los que antes aprovechaba para pensar y que ahora me he habituado a mirar el móvil, descubrí una story del hijo de un amigo mío en el que decía: «Aquí estoy esperando un nuevo año de mierda. Feliz 2020». Se trata de una persona muy joven y me sorprendió la contundencia y el pesimismo que contenía el mensaje.

Dos días más tarde, leo que una joven participante de un concurso televisivo llamado First Dates aseguraba que ella siempre vive en la mierda, que su vida era una mierda y solo de vez en cuando tenía momentos un poco buenos, para volver a caer otra vez en la puta mierda. El vídeo se hizo viral en pocas horas y muchos comentarios de los usuarios fueron de coincidencia con la opinión de esa chica, manifestando que para ellos su vida era similar, coincidiendo con el derrotismo de la concursante.

Mal vamos si a declaraciones así se suman cientos de comentarios con idéntica opinión. Algo le pasa a parte de la juventud y a nuestra sociedad si públicamente confesamos que todo nos parece un auténtico asco. Lo hablé con un psiquiatra y me dijo que esta patología tiene un nombre, anhedonia, y que está prosperando entre muchos jóvenes que no ven ningún aliciente a sus vidas. La anhedonia es la incapacidad de experimentar placer, la pérdida de interés para casi todas las actividades, y se trata, según me cuenta, de un indicador muy claro de la existencia de una depresión oculta. En su clínica hay jóvenes pacientes que la sufren.

¿QÚE NOS ESTÁ PASANDO? ¿Qué está fallando en nuestro sistema de vida para que algunos jóvenes no sientan ni el más mínimo interés por nada? Un ahijado me habla siempre de su pasión por las batallas de gallos, un movimiento urbano que proviene de la cultura hip-hop que se basa en llamarse de todo unos a otros, pero en verso. Hay algo destructivo en cierta juventud que a pesar de disponer de muchas cosas, no siente placer por ninguna. Ojalá no tengan razón y no sea tan mierda la vida que les espera.

*Actor