Viento en popa de la economía castellonense? Eso parece desprenderse de las cifras recientemente publicadas relativas a la evolución del paro, al comportamiento de las exportaciones del sector cerámico y al número de empresas exportadoras, a las contrataciones navideñas y a la trayectoria seguida por la campaña turística.

Y algunos pueden añadir, además, que a toda vela si nos centramos en la trayectoria del Producto Interior Bruto de la provincia, con incrementos el año pasado superiores a la media española.

En el corto plazo, esa visión es correcta; Castellón está mejorando sus principales indicadores económicos. Pero, ¿permiten esas cifras afirmar que ese crecimiento se asienta en bases sólidas?

No pretendo negar ese comportamiento positivo, sino señalar que es necesario poner todas las cartas sobre la mesa y no escoger solamente las que ayudan a nuestra jugada. O sea, contar lo bueno y lo que no lo es tanto al comparar la evolución castellonense con la de sus competidores o con otras áreas; los pros y los posibles contras. Y como muestra, algunos ejemplos.

A finales de octubre se publicó la tasa de paro del tercer trimestre del 2017 en Castellón según la Encuesta de Población Activa (EPA), que se sitúa en el 15,42%; tasa por noveno trimestre consecutivo inferior a la de la Comunitat Valenciana (17,50%) y también menor que la española (16,38%). Estas cifras son positivas para Castellón, mucho más que las de Andalucía (25,41%), pero superiores a la media del País Vasco (11,56%) o de la UE (7,5%).

El paro registrado en la provincia el pasado mes de noviembre ha disminuido en 693 personas respecto a octubre y en 4.078 respecto a doce meses antes. Tras el descenso del paro en el periodo veraniego, ha continuado en octubre y noviembre y seguirá en diciembre debido a las contrataciones por la campaña citrícola. El comportamiento del paro en Castellón es muy estacional y apoyarse en su descenso para certificar el buen momento de la economía es desconocer esa estacionalidad y olvidar que aún hay más de 40.000 parados registrados y que para llegar a los diez mil de las mejores épocas habría que esperar al menos seis años; y eso es mucho suponer a tenor de la incertidumbre mundial.

También se ha dicho que la campaña de Navidad generará más de 50.000 contratos en la provincia. Uno se queda sorprendido ante esta afirmación y recurre a los datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) para ver si cuadra esta afirmación con sus datos. Al profundizar sobre este asunto, resulta que se entiende por campaña de Navidad los meses de noviembre y diciembre. En esos dos meses, en el 2016 se formalizaron 42.597 contratos en la provincia y como se espera un 10% más de contratos pues…; pero esos contratos lo fueron en todos los sectores no únicamente en las actividades relacionadas con la Navidad. Sin embargo, el número total de contratos del pasado noviembre en lugar de aumentar, ha descendido un 6,96% respecto a igual mes del 2016. Además, es necesario tener en cuenta que esos contratos lo son por pocos días y que en el primer trimestre del 2018, al menos, subirá el paro en la provincia de Castellón por su marcada estacionalidad.

Si hablamos de la buena marcha de las exportaciones del sector cerámico y, además, decimos que el sector está invirtiendo en nuevas tecnologías, en I+D o en maquinaria, se puede sacar la conclusión que va bien (es cierto) y que su futuro está despejado (es incierto). Y es incierto porque su reto para seguir siendo un sector de futuro está en igualarse con Italia no en metros cuadrados producidos sino en el precio por metro cuadrado vendido, en controlar mucho más el proceso de investigación, en disponer de auténticos departamentos de marketing, en seguir innovando y formándose y, sobre todo, en dotarse de una gran dosis de creatividad ya que la tecnología inkjet está en manos de casi todos los competidores.

En 2015 había en la provincia de Castellón 3.565 empresas exportadoras (últimos datos publicados por el ICEX). Pero, ¿lo hicieron todas con regularidad o hubo bastantes que solo exportaron de uvas a peras? A título de ejemplo, y según la misma fuente, el número total de empresas exportadoras en España en el 2016 fue de 148.794; de ellas, solo 49.792 exportaron de manera regular, es decir, de forma consecutiva en los últimos cuatro años.

La reciente campaña turística ha sido positiva; se ha incrementado el número de viajeros, de pernoctaciones y el gasto medio por visitante. Pero, ¿va bien un sector ubicado en una zona donde en invierno apenas se rozan los cero grados pero que ya desde octubre cierran prácticamente todas sus plazas hoteleras y actividades relacionadas? ¿Se puede decir que va bien cuando lo comparas con otras zonas turísticas de la Comunitat Valenciana?

Creo que hay que intentar ver toda la película en lugar de quedarnos con la escena que más nos gusta. Bueno es destacar lo positivo de la economía castellonense, pero démosle también la misma relevancia a lo que no lo es porque ya saben lo que se dice de las medias verdades. ¿Qué opinan ustedes?

*Economista