Querido lector:

Las ganas de saber, el mono por volver a ver fútbol de altura, las ansias por conocer el equipo al completo que disputará la Champions y las constantes informaciones prototípicas de las semanas previas al inicio de la temporada futbolera sobre fichajes, traspasos, cesiones y demás están provocando un caldo de cultivo como nunca entre los aficionados del Villarreal. La marcha de las campañas de abonos así lo atestigua ya que es más que probable que este año el club amarillo celebre el récord de socios de su historia.

Ese caldo de cultivo implica nerviosismo e incluso impaciencia. ¿Qué va a pasar con Mussachio? ¿Habrá fichajes en la defensa tras su posible salida junto a la de Bailly? ¿Reforzará el Villarreal, como parece necesario, el centro del campo? ¿Subirán canteranos del filial? ¿Y la delantera? ¿Hará falta otro extremo? ¿Adrián será amarillo? ¿Y la portería? ¿No son demasiadas salidas y pocas entradas (Cheryshev y N’Diaye) a estas alturas?...

¡Uff! Las preguntas que mucha gente se hace son infinitas. Y es lo habitual al comenzar la pretemporada. Ocurre todos los años y sucede casi siempre con los mismos planteamientos... como si el Villarreal no llevara 17 años en la élite del fútbol nacional y como si el Villarreal tuviera una varita mágica que le facilitara confeccionar una plantilla de un día para otro con garantías para afrontar una temporada con tres competiciones.

Por experiencia, a los impacientes les sugeriría tranquilidad. Si una clave ha imperado en el histórico de las pretemporadas amarillas es el hermetismo, la maduración y la tranquilidad a la hora de los fichajes. Y si una segunda clave ha persistido de forma abrumadora en estos 17 años es que los resultados de esa estrategia siempre han sido muy buenos. La fama ganada por el Villarreal de equipo experto (uno de los mejores) en estas complicadas lides de las negociaciones de salidas e incorporaciones es conocida a nivel europeo y mundial.

De ahí que relajemos la impaciencia, que lo que tenga que ser será y seguramente será bueno.