Muchos de ustedes sabrán que desde hace unos años se cuestiona la división de poderes en nuestro Estado de Derecho. Sin embargo, una de las primeras medidas del Gobierno de Sánchez, ha sido aupar a la ex ministra socialista de Justicia, Dolores Delgado a Fiscal General del Estado. Y digo medida, por no decir el primer despropósito de tantos, en los pocos días que lleva el gobierno autodenominado progresista por sus valedores. Sin embargo, un gobierno que es progresista no consiente que un alto cargo dimita por el color de su piel, ni se atreve a decir que los hijos no son propiedad de los padres.

Asimismo, en la Comunitat Valenciana y Castellón, los homólogos de Sánchez e Iglesias que gobiernan el Botànic y el Fadrell se han empeñado en imponer su política lingüística sin tener en cuenta las diferentes realidades de nuestro territorio y mucho menos, el cumplimiento de la Constitución y del Estatuto de Autonomía que dicen claramente que el valenciano y el castellano son cooficiales, y además que la Administración debe velar por su uso y la no discriminación de una lengua sobre otra.

Por tanto, repasando la actualidad me doy cuenta que de no judicializar la política a politizar la justicia hay un paso o menos; que mis hijos son propiedad de no sé quién, pero desde luego mía, no, o al menos eso dice el nuevo Gobierno y por tanto, no puedo elegir la educación ni la lengua que prefiero para ellos.

Pero, que no cunda el pánico y que Dios nos pille confesados que a lo mejor ni podemos. Porque quizá no lleguemos a tiempo de solicitar asistencia religiosa porque se trata de un oficio amenazado en los hospitales públicos valencianos. Ni vivir, ni morir en paz, esto es una creencia, lo siento.

Como digo siempre, por sus obras los conoceréis, y las suyas, la de nuestros actuales responsables públicos son ciertamente más propias de un gobierno regresista que progresista. Su afán de controlar todos los poderes va más allá de los tres existentes más uno: político, ejecutivo, judicial y el de la información, que también han invadido ahora el espiritual.

Está claro que los gobernantes regresistas se han empeñado en progresar simplemente para hacernos vivir en un ay y no dejarnos ni morir en paz.

Ay este Castellón mío, este Castellón nuestro. Ay, ay.

*Portavoz adjunto de Cs en el Ayuntamiento de Castellón