Querido lector, algunos acontecimientos de la actualidad del mundo en que vivimos me están obligando a revivir ciertos comportamientos que tenía en el pasado. Incluso, puedo ser más concreto y decir que estoy repitiendo conductas de mi época de militante del PCE. De aquel PC que aun existe y está difuminado en IU. De aquel PC cuyo nombre, al menos ahora, suena más a ordenador personal que al movimiento político que represento. De aquel PC que en el caso de España fue una pieza clave en la lucha por las libertades democráticas y en el que, sus militantes, lejos de cualquier oportunismo o interés personal aportaron dosis elevadas de inteligencia política y sacrificio.

Pero, en lo que afecta al revenido comportamiento, me refiero a que en aquella época y organización, al empezar una reunión el responsable solía hacer un análisis de la situación que comenzaba por la política internacional. Ahora, muchos años después, confieso que algunas de las actuales circunstancias hacen que cada día cuando ojeo la prensa o abro el Ipad también vaya directo (y me pare mucho más de lo acostumbrado) a las paginas de política internacional.

¿Qué pasa? ¿Qué provoca esa actitud? Algo fácil de entender. Que las políticas neoliberales impuestas por la derecha, por los dueños actuales del mundo, por el capitalismo financiero, provocan recortes al Estado del Bienestar, rebajan salarios, reducen las pensiones y el subsidio del desempleo etc…

O dicho de otra forma, la política, los políticos y las instituciones públicas no aparecen como algo que defiende el bien común y a la mayoría. Posibilitando, pues la aparición de nacionalismos raros, populismos desesperados, extrema derecha etc… Pero ojo, una extrema derecha que no solo apela al recurso de la xenofobia o de los trabajadores extranjeros, sino que en el marco de la crisis y de las dramáticas políticas neoliberales promete la justicia social. Circunstancia peligrosa que tanto en el caso de Francia como en el de Alemania, y lo digo no porque sean los únicos, sino porque son los dos países mas importantes de la UE, debería hacer reflexionar a una socialdemocracia que no solo no suena como punto de alternativa o referencia, sino que encima se le acusa de no marcar claras diferencias con algunos de los aspectos mas inhumanos de las políticas impuestas por el capital financiero. Por cierto, se que no es fácil, pero la gente quiere que se intente porque lo necesita.

Querido lector, ahora, y si por lo dicho no fuera suficiente, también vuelvo a las páginas de política internacional porque en EEUU hay un imbécil fantasmón que quiere ser presidente. H

*Experto en extranjería