Asemana y media escasa del inicio oficial del curso escolar en Castellón y la Comunitat Valenciana el próximo 7 de septiembre, la vuelta al cole es protagonista casi absoluta de buena parte de la actualidad, aderezada con intensidad por la evolución de la pandemia --al alza en todo el país, pero con menor incidencia en la Comunitat y menos aún entre la población castellonense--.

Ese protagonismo tiene que ver en parte con las incógnitas abiertas, a pesar de que la Conselleria de Vicent Marzà haya sido la primera en reunirse con la comunidad educativa para establecer una hoja de ruta de consenso, al menos para las líneas generales, de lo que será el regreso a las aulas. De la reunión del conseller con el president Ximo Puig y la titular de Sanidad, Ana Barceló , ayer, surgió la opción de una vuelta escalonada, aunque respetando la fecha de comienzo de las clases, así como la confirmación de que no habrá pruebas PCR previas porque, como apuntó Barceló, solo garantizan la foto fija del momento, sin que sirvan para prever contagios al día siguiente de los escolares estén en sus centros. Del mismo modo, Marzà aseguró que la jornada va a ser la misma sin cambio de horarios.

En todo caso, la mencionada cita a tres bandas sirvió como previa de la cumbre que celebrarán hoy, jueves, los responsables de los ministerios de Sanidad y Educación con los consejeros autonómicos de esta última área. Sobre la mesa estará la necesidad de concretar una batería de aspectos, entre los que se hallan la obligatoriedad o no del uso de mascarillas a partir de los seis años, independientemente de la distancia; los detalles en la gestión de los denominados grupos burbuja; definir el modo en que se tomará la temperatura a los alumnos para descartar la fiebre; o ver hasta donde llega la disposición del Gobierno a conceder un permiso pagado o la baja laboral a los padres de niños en cuarentena. Todo ello combinado con una convocatoria de huelga por parte de los estudiantes.