Se abre el nuevo curso escolar, social y sanitario más complejo de nuestra historia reciente. Ante esta situación, los ciudadanos asistimos atónitos a una insólita dejación de funciones por parte de nuestros gobernantes. Sánchez y Puig se fueron de vacaciones con la curva de fallecidos disparada por segunda vez, sin importarles nada y, llegado septiembre, la historia se vuelve a repetir. Tratan de escabullirse actuando como meros espectadores para ocultar su indolencia y falta de gestión. Aunque parezca increíble, el inicio del curso escolar les ha pillado con el pie cambiado, improvisando medidas de última hora, sobre la marcha, e intentando delegar su responsabilidad en otros, en este caso los docentes. Mucha propaganda y poca gestión.

El Consell, en un ejercicio más de prepotencia por parte de Puig, hace oídos sordos a todas las propuestas del PPCV para el inicio de curso. Nadie entiende por qué no solo no acceden a hacer test PCR a toda la comunidad escolar como proponemos, sino que además pretenden impedírselo a los ayuntamientos que quieren hacerlo.

Nadie entiende por qué Puig se empecina en no querer instaurar la figura de la enfermería escolar en todos los colegios e institutos cuando disponen del dinero para hacerlo. ¿Acaso no saben que la mayoría de los centros de salud están saturados y sin profesionales suficientes y que, por tanto, difícilmente podrán acudir a los centros escolares cuando sean requeridos? ¿Alguien cree que los docentes son los más adecuados para decidir sobre a quién aislar, cómo actuar ante positivos, cómo informar o el modo de recibir instrucciones sanitarias?

Tampoco es comprensible la rotunda oposición de Puig y Marzà a que las clases sean retransmitidas en directo por streaming con las que solucionaría un posible confinamiento y se podrían seguir las clases desde casa. Solo desde el sectarismo ideológico se puede entender esta actitud cerrada de no admitir ninguna propuesta que venga del PPCV.

El Consell, en un ejercicio más de prepotencia por parte de Puig, ha hecho oídos sordos a todas las propuestas del PPCV. Luego piden unidad, diálogo y acuerdos. Lo malo es que confundir autoridad con ego tiene consecuencias en los ciudadanos.

Todos nos hacemos cargo de una situación compleja por la facilidad del contagio. Pero hay que gestionar, no abandonar a los colegios y a los docentes a su suerte, cargándoles con toda la responsabilidad en la toma de decisiones. El plan de contingencia del Botànic hace aguas por todos lados. Es confuso, poco trabajado, insuficiente e irreal, de espaldas a la comunidad educativa.

Un error en el desarrollo del inicio de curso supondría un gran problema para las familias. Nuestros niños no pueden pasar otro curso a base de improvisación y no todas las familias pueden hacerse cargo de sus hijos en casa, sin medidas para la conciliación. Puig, en lugar de despejar dudas, genera más incertidumbre e inquietud. Debería garantizar una vuelta al cole segura y con medios suficientes. Señores del Botànic, bájense del carro del sectarismo, pisen la calle y, aunque sea solo por una vez, apliquen las medidas que proponemos. Piensen en las personas. H

*Presidenta PPCV