Si tengo que elegir entre lo que queda bien o lo que debo de hacer, tengo claro que debo de elegir lo segundo. Posiblemente, en estos momentos, no quede bien hablar de lo mal que lo estamos haciendo en nuestra vuelta a la normalidad, pero es que en esta columna no trato de comprometerme con el lector, sino con su entorno, con la naturaleza.

Y es que poco a poco vamos volviendo a la normalidad, a la nueva normalidad, y me alegro, pero también me entristezco. Me entristezco de lo poco que parece ser hemos aprendido.

En todo este tiempo no he dejado ni un solo día de acudir al ayuntamiento para intentar gestionar la pandemia lo mejor posible, recuerdo calles vacías, controles policiales, todos los locales cerrados... Ahora gracias a Dios vuelve haber gente en las calles, en las playas, los locales van abriendo... Pero con la gente vuelve el incivismo, parques sucios por los restos del botellón, calles llenas de mascarillas y guantes, contenedores rodeados de muebles viejos, televisores... Todo aquello de lo que no nos hemos podido deshacer en meses se saca a la calle, da igual lo que sea y la hora que sea. Eso sí, después todos criticaremos el incivismo de los demás.

Y siempre tenemos la excusa maravillosa, «me hacen pagar impuestos, yo hago lo que me da la gana». Parece ser que cuando estamos ensuciando la calle, cuando dejamos trastos por doquier, estamos castigando a otra persona, cuando no es así, estamos castigando a la naturaleza, nos estamos castigando a nosotros mismos. Y esto no está sucediendo solo en unas pocas poblaciones, es algo generalizado.

Con la vuelta del ser humano a las calles volvemos a llenarlas de basura, poco hemos aprendido de los avisos de la naturaleza y cada vez estoy más seguro de que somos nosotros los que nos estamos ganando todo lo que nos pasa.

Sin embargo, creo que esta vuelta a la normalidad, esta vuelta al incivismo, no debería de ser. Que esta pandemia nos sirva para recapacitar, para mejorar. Debemos tomar nota, la naturaleza ya se está cansando, nos está avisando o cambiamos o todo esto tiene una fecha de caducidad.

*Alcalde de Moncofa