El presidente de los valencianos y valencianas no se esconde. Ximo Puig demuestra cada día que es el presidente de todos y cada uno de los ciudadanos de la Comunitat; que está pendiente y presente en esta provincia como nunca antes un jefe del Consell lo había estado. Lo hemos visto, de nuevo, esta semana en uno de los temas que más problemas ha causado en los últimos años a los castellonenses; un problema que, como alcalde de Vila-real, no he cejado nunca en enfrentar con todas los instrumentos a mi alcance con un objetivo único: que nuestros vecinos no tengan que sufrir otro verano más el sinvivir de la plaga de mosquitos.

El Ayuntamiento de Vila-real nos vimos incluso obligados a acudir a los tribunales para que la Diputación y la Generalitat asumieran sus responsabilidades en este auténtico drama que vivimos durante los últimos veranos, tras una reclamación previa que ni unos ni otros se dignaron a contestar. Finalmente, logramos que se creara el Servicio Provincial de Control de Plagas, competencia de la Diputación, como instrumento para una lucha más eficaz y coordinada de los diferentes municipios afectados. La Generalitat, con Isabel Bonig al frente de la Conselleria de Medio Ambiente, siguió mirando para otro lado.

La diferencia con la nueva Generalitat es abismal: mientras el PP desatendía las reclamaciones y se empeñaba en echar las culpas del problema de los mosquitos sobre los hombros de los ayuntamientos, el Consell de Ximo Puig no solo se ha puesto al servicio de la Diputación, como organismo competente en esta materia, sino que esta misma semana ha puesto sobre la mesa medio millón de euros, ampliables en función de las necesidades, para ayudar a los municipios y la Diputación en la lucha contra un insecto que puede suponer un verdadero problema. Más aún: frente a un Partido Popular, con Bonig como responsable máxima de esta manera, que se escondía y daba la callada por respuesta, en la nueva Generalitat valenciana el president da la cara y no remite a otros consellers para dar respuesta una cuestión de este calado social.

Una muestra más de que hay dos formas de gobernar muy distintas. La del despilfarro, los recortes y los sobrecostes, y la que, a pesar del empastre y el endeudamiento de 40.000 millones en las arcas públicas, encuentra la forma de acabar con los copagos, recuperar la universalidad de la sanidad, implantar por primera vez la gratuidad de los libros de texto o ayudar a los municipios en un problema que afecta de manera importante a la calidad de vida y la salud de nuestros vecinos como los mosquitos. H

*Alcalde de Vila-real